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M. PICHEL
Domingo, 30 de abril 2017, 00:43
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Ángel Pérez nació en León, inició su carrera en Correos, tras aprobar la oposición, en Madrid, y a comienzos de los años 90 del pasado siglo llegó a una Avilés en plena reconversión industrial. A una ciudad que trataba de encontrar un nuevo camino. En ese tiempo continuó aumentando sus responsabilidades en el escalafón de la empresa pública, hasta convertirse en el director de la zona I, que engloba Asturias, Galicia y Castilla y León. Y hoy vive a caballo entre Avilés y Compostela. La misma transformación que observó en la villa que le acogió, la ha vivido en primera persona en Correos, de un modelo casi del siglo XIX a uno del XXI, en el que las compras por internet son uno de los motores de la nueva economía, y la empresa ha sabido coger el tren y competir al más alto nivel en el mercado de la paquetería. Aún no hay fecha -podría ser en mayo-, pero en Avilés está apunto de abrir una oficina revolucionaria en Asturias, en la plaza de La Merced. Un concepto tecnológico importado de grandes capitales como Madrid y Barcelona, y que obligará al cierre del edificio histórico, en La Ferrería, y al bajo que ocupa en Las Meanas.
¿Qué supone la nueva oficina?
Esta nueva oficina va a ser una cambio muy importante para Avilés. Aplica toda la idea y la estrategia de las futuras oficinas de Correos. Va a mostrar lo que va a ser, y también lo que ya es. Se trata de una configuración en la que el cliente es el principal protagonista. Nuestra meta es conseguir que la espera sea siempre inferior a cinco minutos. Y mientras aguarda, va a poder realizar muchas cosas: coger el embalaje que va a utilizar, ganar tiempo rellenando en una tableta lo que ahora hace en papel, antes de llegar a ventanilla. Es una gran ventaja.
¿Será sencilla de utilizar para la gente mayor?
Sí, no va a ser una oficina al uso. El diseño es mucho más amable, y eso se añade a nuestro personal, que ya es especialmente atento. Los mostradores serán accesibles a personas con diferentes capacidades. Y además, seguirá existiendo el papel para quien lo prefiera. También nos estamos planteando la posibilidad de incorporar un puesto dedicado a interactuar con el público, en el vestíbulo, para reducir esperas. Preguntarle a la gente lo que necesita y orientarla.
¿Cambiará el horario?
El horario va a ser el habitual, de 8.30 a 20.30, salvo algunos servicios que serán 24 horas en un espacio que hemos reservado para ello. Es el servicio 'Correospac'. Nuestra intención es tratar de inaugurar con él en funcionamiento, y si no, está proyectado. Es una máquina que no requiere personal adicional. Permite comprar online y recoger el envío en esa máquina a cualquier hora. Se recibiría un código, se introduce en un lector, y el paquete se recoge en un cajón. La filosofía es que los paquetes esperen por ti, no al revés.
¿Ofrecerán más productos?
La oficina va a tener otro tipo de productos no habituales, tarjetas, papel, novedades literarias, artículos de viaje... Tenemos muchas referencias, y estamos decidiendo cuáles escoger para Avilés. Pasaremos del concepto de oficina donde esperamos al cliente, a una tienda en la que este resuelva lo que necesita.
Trasladarse implica cerrar las dos oficinas del centro.
Sí. Se mantendrán la de Villalegre y la de El Corte Inglés. En el centro no tenía sentido tener dos oficinas tan cercanas.
Le ganaron un litigio al Ayuntamiento por la propiedad del edificio de La Ferrería. ¿Qué pasará ahora?
Le hemos transmitido al Ayuntamiento que si le interesa, le facilitaríamos la compra del edificio de La Ferrería, a partir del precio público de tasación. Que ellos digan los plazos en que podrían pagarlo, porque nosotros no buscamos la plusvalía con su venta.
¿No se plantearon remodelarlo?
Habría que reformarlo por completo, y además, nos sobraría espacio. Antes estaban en él todos los carteros, y ahora hay 65 personas en el reparto. No tiene sentido que esté aquí, con el movimiento que genera la paquetería.
¿Por qué se van a un local en alquiler, si tienen un edificio en propiedad?
El alquiler es nuestra política actual. Eso no significa que nos estemos deshaciendo de todo nuestro patrimonio. En otros edificios alquilamos partes que no utilizamos.
¿Cuánto tiempo lleva en Correos?
Unos 38 años, salvo un tiempo que me dediqué a otra actividad. He estado en Asturias, en Madrid, en Castilla la Mancha... Quería trabajar para tener mi carrera. Comencé por el escalón inicial, cargando y descargando paquetes. Poco a poco fui subiendo, hasta llegar a un puesto directivo. Pero no te lo imaginas llegar a dirigir un territorio con más de siete millones y medio de habitantes, y seiscientos centros de trabajo.
¿En qué le ayuda haber empezado desde abajo?
Si empiezas desde arriba, hay muy poco a tu alrededor, va a costar más entender y conocer las actividades. Yo salgo mucho, hago muchas visitas a los centros, trato de conocer a los carteros, al diferente personal con el que contamos.
Del telégrafo a internet
Ha vivido toda la transformación de la empresa.
Llegué a Correos cuando era la única vía de comunicación interpersonal, por ejemplo, con los que vivían al otro lado del Atlántico. Y cuando el internet que había era el telégrafo, que comunicaba con inmediatez. La carta ha sido superada como medio masivo, pero yo invito a la gente a que escriba a mano, porque se transmiten sensaciones, emociones diferentes. Yo mismo lo hago.
El cambio ha sido radical.
En Correos ha y que destacar la capacidad para adaptarse, trescientos años después, a la evolución de las cosas y las personas, facilitando que accedan a nuevos servicios. Hoy queremos comprar mientras estamos en la playa, o tomando el vermú, y nosotros somos capaces de garantizar una entrega en 24 horas en todo el territorio peninsular, salvo en las zonas más alejadas. Y servimos a algunas de las compañías más importantes del mundo.
¿Cómo ha vivido la transformación de Avilés?
Cuando llegué había preocupación e incertidumbre, porque mucha gente dependía de Ensidesa. Pero también había optimismo. Pese a las dificultades, se pudo salir. Ahora hay un entramado de empresas más pequeñas. Y tenemos una ciudad que se puede contar a todo el mundo. El cambio es visible.
El entorno de la oficina de La Ferrería también ha cambiado.
Recuerdo cuando se peatonalizó el centro. Ahora tenemos una ciudad para vivirla, porque las ciudades se viven cuando se pueden pasear. Los edificios relucen más y se puede disfrutar de la cultura, la arquitectura.
¿Se podría encontrar un nexo entre la evolución de Correos que presentan y la de Avilés?
Ofrecemos un nuevo Correos para un Avilés también nuevo, porque sobre todo lo hacen las personas. Aquí, con más dificultades que en otros sitios, hemos sido capaces de evolucionar y decidir cómo queremos que sea la ciudad. Un Avilés que destaque y se conozca por aspectos diferentes a los de hace 25 años.
¿Han mejorado los resultados de Correos con la paquetería?
Con la crisis, la facturación descendió. Y ahora está empezando a repuntar. Crecemos en dos vertientes, en la paquetería y en los servicios más tecnológicos.
Una de sus novedades son los envíos relacionados con el Camino de Santiago.
Esta es la tercera temporada en la que lo ofrecemos en mi zona, la Noroeste. La idea es ayudar a los peregrinos, pero también a la vida local, contribuyendo a que haya más visitantes. Un peregrino que salga de Avilés puede enviar su equipaje a su siguiente etapa, y así hasta llegar a Santiago. O podemos mandarle su bicicleta a otro que salga de Málaga y quiera empezar desde aquí. Se la ponemos en la puerta del hotel. En 2013, cuando empecé a pensar en esto, se movían 150 bicis en Santiago para mandar de vuelta. Hoy son 3.600 en toda España, la mitad en Santiago.
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