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Club Sombras, en la avenida de Santa Apolonia.
La defensa del dueño del club de alterne acusa a la Fiscalía de animadversión hacia sus clientes

La defensa del dueño del club de alterne acusa a la Fiscalía de animadversión hacia sus clientes

Pide su absolución al entender que no se midió la rotura de la luna por la que se habrían sustraído los objetos que denunció como robados

C. DEL RÍO

Viernes, 19 de mayo 2017, 03:17

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Acusar al propietario del Club Sombras de estafar al seguro para cobrar unos 1.500 euros cuando él factura anualmente una cantidad más que importante no se sostiene. Así lo expuso ayer su abogado, José Ramón Nistal, que incluso acusó a la fiscal de cierta fijación e inquina hacia sus clientes al solicitar una pena «desorbitada» y hasta mayor que la propia compañía aseguradora.

El juicio ha quedado visto para sentencia tras la celebración de la vista oral, ayer, en el Juzgado de lo Penal Número 1. El Ministerio Fiscal acusa al dueño del negocio de un delito de simulación y otro de estafa por los que solicita año y medio de prisión, una multa de 3.600 euros y el pago de una indemnización a la compañía aseguradora de 1.300 euros, más los intereses legales.

Según la Fiscalía, el 26 de septiembre de 2016 el acusado denunció un robo que habría ocurrido de madrugada en su local y la sustracción de una pantalla de plasma, una CPU, una mesa de mezclas, un teclado de ordenador, un amplificador y cuatro cajas de doce botellas cada una con diversas bebidas alcohólicas. La investigación policial determinó que el agujero de la puerta roto por el ladrón que supuestamente habría entrado no era lo suficientemente grande, a lo que se unió la declaración del testigo que llamó a la policía, un vecino que se asomó a la ventana por dos veces y en una primera vez no vio a nadie y, en una segunda a los pocos minutos, vio a un chico correr y montarse en un coche que esperaba a unos metros con las luces apagadas.

Durante el juicio se trató de determinar si el hueco era o no lo suficientemente grande para que se sustrajesen unos elementos que la defensa se encargó de aclarar que no eran tan grandes como su nombre podría hacer pensar. Esto es, en los escritos de acusación consta el robo de una televisión de plasma cuando, al parecer, lo que se denunció fue el de una pantalla de tpv (terminal punto de venta), más pequeña «que la que se nos viene a la cabeza cuando pensamos en una tele de plasma». Asimismo, se llevó una caja tipo de cartón de ginebra Seagram's para poder determinar el tamaño de un hueco «que la policía no midió, ni le sacó fotos». Tras las repetidas declaraciones de los agentes sobre que solo una persona muy delgada habría podido atravesarlo y que, de haberlo hecho, habría restos de sangre en los «picos» de cristal que quedaron, Nistal intentó demostrar que eso era posible no solo porque de haber enganchado la ropa no tendría por qué haber dejado marcas de sangre, sino también porque se ajustaba al relato temporal del vecino que se asomó a la ventana tras oír un estruendo.

Además, si los policías tuvieron que romper la luna entera para acceder y comprobar que no había nadie agazapado dentro, tal como declararon, «eso es porque efectivamente podía haberlo». El agente había aclarado previamente que ellos no sabían si había otro acceso interior, tal como ventanas o patios.

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