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Laura Castañón, ayer en el Aula de LA VOZ.
«Las novelas tienen que plantear preguntas»

«Las novelas tienen que plantear preguntas»

Novelista

M. PICHEL

Jueves, 8 de junio 2017, 08:35

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Laura Castañón (Mieres, 1961) ha alcanzado el éxito con sus dos novelas, 'Dejar las cosas en sus días' y 'La noche que no paró de llover'. Esta última la presentó ayer en Avilés, en el Hotel 40 Nudos, en el marco del Aula de Cultura de LA VOZ, coordinada por Armando Arias y patrocinada por Cafés Toscaf. Es la segunda de lo que nació como una trilogía, y que va camino de tetralogía. La tercera ya está en marcha.

¿Cómo dio el salto a la escritura?

Siempre he estado vinculada a la literatura, desde la enseñanza. Imparto talleres desde el año 83. Nunca había tenido una vocación de publicar. Me diagnosticaron fibromialgia, lo que me obligó a replanteármelo todo. Las novelas necesitan un tiempo de planificación que ahora por fin tenía. Estaba vampirizada por las historias de mis alumnos, y decidí volcarme con las mías.

¿Cuánto tiempo les ha dedicado?

El mismo, unos dos años y medio. En ese tiempo, también pasaron meses sin escribir. Pero es que la escritura es algo más que teclear. Incluye formas de planificar. Y una parte importante, sobre todo en la primera, de documentación.

¿Es usted muy metódica?

A mis alumnos les digo que cada escritor tiene su método. Yo pienso en una historia y todo gira alrededor de ella. Me instalo en el universo de esa historia, y ahí se va generando todo. Pero cuando me pongo a escribir, sé perfectamente cuál es la trama, el esqueleto, el final.

¿Tiene alguna hora del día especial para escribir?

Tengo la coartada para poder hacerlo cuando me da la gana. Soy más de mañanas, porque es cuando más energías tengo. Más que decir voy a escribir determinadas horas, me pongo límites de palabras, por ejemplo, 'hoy voy a llegar a 1.500'.

¿Es puntillosa?

No me gusta releer. Voy escribiendo del tirón. No recuerdo bien qué escritor era el que decía que solo puedes parar de escribir cuando sabes por donde seguirás al día siguiente. Pero corregir, lo hago al final.

Cuando se planteó la primera novela, ¿tenía en mente más?

Con la primera sentí que había más. Me lo planteé como una trilogía, pero tal como va ahora será una tetralogía. Cuando terminen, constituirán un universo.

¿Le sorprendió el éxito?

Me sorprendió, y me alegró tanto que superó la sorpresa. Me sigue pareciendo maravilloso el entusiasmo de los lectores, leer críticas en las que se reconoce el valor literario de las dos novelas.

¿Piensa en la respuesta de los lectores cuando escribe?

La primera la escribí con absoluta libertad. En la segunda pesa la responsabilidad. Pensar que si les gustaron ciertos temas, qué pasaría si en la segunda no los tocaba. Me llegaban comentarios de la primera, y me llenaban de responsabilidad, pero también de empuje.

En ambas novelas, las mujeres marcan la pauta.

No hay un deseo de conectar con un público femenino, ni de hacer bandera. Hay dos formas de escribir, buscando una tesis, o como yo lo entiendo, contando una historia. Las novelas no tienen que dar respuestas, sino plantear preguntas.

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