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Imagen con uno de los grupos que entrenó Pablo Villar en China. LVA
La aventura china de Pablo Villar

La aventura china de Pablo Villar

El técnico avilesino regresa a España tras diez meses entrenando y analizando a las jóvenes promesas del país asiático | A partir de ahora formará parte del cuerpo técnico del Lorca en Segunda División como ayudante del entrenador

C. DEL RÍO

AVILÉS.

Domingo, 31 de diciembre 2017, 02:11

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A Pablo Villar (Avilés, 1986) no le hubiera importado seguir trabajando en Tianjin (China), pero una «interesante» oferta del Lorca Fútbol Club ha terminado por acercarlo a casa. De allí se trae una experiencia impagable y la seguridad de que el gigante asiático, que se está poniendo las pilas con el fútbol, dará mucho que hablar. Y en eso habrá tenido mucho que ver este entrenador avilesino que también fue jugador en el Real Avilés, el Pontevedra, el Compostela y el Cudillero.

Villar, licenciado en el antiguo INEF (actual grado de Ciencias de la Actividad Física y el Deporte) y con experiencia como entrenador en el Ribadedeva, el Tineo o el Urraca, sabía que el gobierno chino quería impulsar la formación futbolística en un país líder en otros deportes. «Tienen mucho talento, pero es una sociedad donde no se fomenta la creatividad ni la toma de decisiones. Son meros ejecutores. Se ve que son muy buenos en deportes individuales y en los de conjunto, salvo en voleibol, no tanto», explica Villar tras haber pasado allí diez meses ojeando, captando y entrenado a jugadores, además de a entrenadores.

La posibilidad de ir surgió a través de la bolsa de trabajo de la Liga de Fútbol Profesional, que lo llamó en septiembre 2016. «Las condiciones eran buenas, me pareció interesante coger experiencia internacional y, valorando mi situación en España, una buena oportunidad», resume el entrenador.

Allí descubrió un país «muy distinto a la imagen que tenemos aquí». «Hubo gente que cuando se enteró de que me iba para allá me decía que lo sentían, que iba a una cárcel, y yo solo puedo decir que es un lugar fascinante y muy desconocido. Tenemos una imagen equivocada». Todo es completamente diferente. Y todo es todo: horarios, costumbres y hasta gestos. Al principio él trataba de hacerse entender con ellos, sobre todo con los números, pero no le quedó más remedio que aprender el idioma. No puede mantener una conversación larga, pero sí hacerse entender en un taxi, en un mercado y, por supuesto, en un campo de fútbol.

Su principal temor antes de ir era la alimentación aunque, para su sorpresa, descubrió «unos hábitos alimenticios muy bueno y saludables». Tanto por el tipo de preparación de los alimentos como por la ausencia de pan y postre en unas comidas durante las que no se suele beber. La bebida, además, la toman siempre del tiempo para mantener la temperatura corporal.

A Villar le tocaba entrenar a un grupo de cadetes y asistir en calidad de ojeador a las concentraciones que hacen los equipos porque allí no hay competición regular. En una sola semana se juegan un montón de partidos y allí es donde profesionales como él fichan a los talentos. «Por ejemplo, el pasado verano en Shanghai evaluamos a 480 jugadores, de los que 54 se vendrían a formar a España y se formaron a 138 entrenadores». Todo en una semana.

El técnico avilesino aprovechó la estancia para conocer todo lo posible de un país muy extenso y lleno de sorpresas. Por eso dice que se hubiera quedado allí de muy buena gana: «es un buen sitio para vivir» y menos contaminado de lo que se dice. «Al menos si lo comparas con Avilés», apunta.

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