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Estado en el que ha quedado el techo de las naves de Laminación que ocupa Daniel Alonso, con las uralitas arrancadas para robar el plomo.
Empresas del PEPA amenazan con irse ante los robos continuos que paralizan su producción

Empresas del PEPA amenazan con irse ante los robos continuos que paralizan su producción

Califican la situación de «insostenible» tras el último episodio en ArcelorMittal, donde los daños causados alcanzan los 150.000 euros

ALBERTO SANTOS

AVILÉS.

Miércoles, 13 de junio 2018, 00:48

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«La situación es insostenible. Si esto sigue así habría que plantearse cerrar e irse a otros sitios, donde nos estarían esperando con los brazos abiertos». Es el grito de alarma que se repite en los últimos días en el entorno de las instalaciones de ArcelorMittal y del Parque Empresarial Principado de Asturias (PEPA) ante una oleada de robos que parece haber llegado ya a un punto de no retorno. «No son solo las importantes pérdidas, sino la sensación de impunidad con la que esta gente nos está robando a diario, que son capaces de hacerte frente a plena luz del día si les recriminas lo que están haciendo», lamentan.

Los últimos damnificados de esta oleada de robos perpetrados por personas y grupos de la etnia gitana, según denuncian todos los afectados, han sido las naves de Laminación de ArcelorMittal, en donde el robo de plomo y los destrozos causados se han evaluado por encima de los 150.000 euros. Las denuncias ya constan en la Guardia Civil y en la Comisaría de Policía Nacional de Avilés,

Se trata de unas naves recuperadas para la producción industrial, en las que trabajan, por ejemplo, sociedades del Grupo Daniel Alonso, naves que tuvieron que ser acondicionadas en su día, dada su situación de abandono, y en las que se hizo una inversión muy importante para proceder a su limpieza y a la reparación completa de su techumbre, con toda la canalización incluida, para devolverla a su estado inicial. Se trata de unas naves, obra de Carlos Fernández Casado y del ingeniero Amalio Hidalgo, consideradas únicas en su genero en España, incluidas en el Plan Nacional del Siglo XX.

Las obras de recuperación consiguieron reparar todas las techumbres, en donde habían crecido hasta árboles, dado su estado de abandono, dotando su más de un kilómetro de longitud en algunos casos de un revestimiento total de plomo.

Pues bien, ha sido esta techumbre la que ha sido totalmente destrozada para poder robar el plomo que se había repuesto. La consecuencia de los daños ocasionados ha provocado que el agua de las intensas lluvias de estos días haya caído directamente a las naves como si fuera una catarata, lo que llegó a obligar a paralizar la producción ante el riesgo que suponía el agua cayendo directamente sobre los cuadros eléctricos. El Grupo Daniel Alonso fabrica en estas instalaciones piezas para torres eólicas, pero ha tenido que ralentizar la vuelta a la normalidad al no cesar las lluvias. Los trabajadores están ahora más pendientes de proteger los equipos, sobre todo los eléctricos, y de achicar el agua de las naves. Este robo en concreto se ha producido en unas naves que se sitúan dentro de ArcelorMittal, donde el acceso está siempre restringido, con controles las 24 horas tanto de personas como de vehículos por parte de personal de la multinacional siderúrgica.

Los robos continuados de plomo en estas naves ya se habían detectado y denunciado desde el pasado mes de enero. Inicialmente se habían tomado algunas medidas, como cerrar con planchas de hierro algunas salidas. No dio resultado, porque al poco tiempo se observó que los autores de los robos habían hecho boquetes en las paredes para acceder a la techumbre. Una vez arriba, destrozaron toda la cubierta de uralita para poder acceder a la canalización de plomo, que fueron levantando metro a metro. La imagen es la de un tornado que lo hubiese levantado todo.

Los daños ocasionados se evalúan inicialmente en más de 150.000 euros solo en estas naves, pero no es un caso aislado. Casi todas las empresas del polígono sufren robos de forma casi continuada, con sustracción incluso de piezas listas para su comercialización que los ladrones roban como chatarra y obligan en muchos casos a volver a fabricarlas, tal y como aseguraron ayer a este periódico algunos empresarios. En otros casos, el robo es en zonas comunes, como viales y aceras, donde resulta casi imposible conservar las tapas de alcantarillas o los cables de iluminación.

Retraso de proyectos

Empresas instaladas en el PEPA han denunciado el robo continuo y permanente de material, en algunos casos piezas de acero inoxidable que han obligado a retrasar proyectos al tener que esperar por las piezas de repuesto. Se calcula que el robo de plomo se eleva ya a toneladas, lo mismo que todo tipo de materiales, como el ya mencionado acero inoxidable, pero también el cobre, las arquetas originales de Ensidesa, que se habían querido mantener a toda costa, pero de las que ya prácticamente no queda ninguna, farolas, cables, más todo lo que ha podido faltar en el interior de las instalaciones de ArcelorMittal que la empresa no ha querido cuantificar.

Los denunciantes de estos hechos, que prefieren mantenerse en el anonimato, señalan además que se ha llegado ya a un extremo en el que se ha pillado 'in fraganti' a ladrones en pleno robo, a las dos y media de la tarde, y cuando se les ha llamado la atención, se han enfrentado en tono amenazante, por lo que consideran que se ha llegado ya al límite.

«Esto es una escabechina», señala uno de los empresarios afectados. «Si esto no se para de inmediato, nos planteamos cerrar y marcharnos, lo que no podemos hacer es realizar inversiones de muchísimo dinero que no sirven para nada, primero porque tenemos que reponer los destrozos que se han causado, pero además nos obliga en algunos casos a tener que parar nuestra producción para evitar riesgos a los trabajadores, como sucedió la pasada semana cuando el agua, tras robar los canalones, caía sobre los cuadros eléctricos».

Los empresarios hacen un llamamiento a los administraciones públicas para que adopten medidas sobre estos hechos, «que son conocidos de sobra, porque las denuncias han sido constantes», pero a la vez esas administraciones públicas deberían reflexionar sobre la imagen que se está dando de una zona industrial clave para el desarrollo de Avilés en un momento en el que precisamente se está iniciando un proceso de atracción de nuevas empresas. Un proceso que empieza con mal pie cuando ni siquiera se asegura la permanencia de los actuales grupos industriales, hartos de una situación a la que no se pone remedio.

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