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Dos de los efectivos de Bomberos abandonan el espigón tras las tareas de rescate.

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Dos de los efectivos de Bomberos abandonan el espigón tras las tareas de rescate. JOSÉ PRIETO

Fallece un corverano de 63 años al despeñarse mientras pescaba en el espigón de San Juan

Se trata de la segunda muerte del año en la zona, tras el trágico fallecimiento de la deportista Élida Fernández el pasado 6 de enero

SHEYLA GONZÁLEZ

AVILÉS.

Miércoles, 16 de mayo 2018, 04:09

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El espigón de San Juan de Nieva se ha convertido en uno de los puntos negros de la comarca. Ayer se cobraba la vida de José Ramón Pérez Sáiz 'Campino', vecino de Corvera, que se despeñaba entre los bloques de hormigón del dique mientras trataba de pescar algún pez. Los hechos se produjeron poco antes de las ocho de la tarde y aunque el hombre no era un pescador habitual de la zona, si solía acercarse hasta San Juan para charlar con otros pescadores de la zona. Los que ayer intentaron, sin éxito, rescatarlo.

A las 19.50 horas llegaba la señal de alarma al Centro de Emergencias del 112. En él se advertía de que un hombre había caído al mar. Los primeros en llegar al dique fueron los agentes de la Policía Local de Castrillón, seguidos de la Policía Portuaria, de la Guardia Civil y de los Bomberos. A pesar del gran despliegue de los cuerpos de seguridad nada pudieron hacer por salvar la vida del corverano.

Minutos antes un matrimonio que paseaba por la zona alertaba al resto de pescadores que se encontraban ayer por la tarde en San Juan. «Nos gritaron que un hombre se había caído entre las rocas», explica el pescador Antonio González. Él y varios de sus compañeros corrieron hacia la zona más norte del espigón. Ramón 'Campino' se encontraba cerca de las rocas pero no logró nadar ni alcanzarlas. «Cogí una cuerda que tenía y se la lancé para que se agarrara a ella pero no era del largo suficiente», destacó el testigo, que rápidamente decidió atar el extremo de la cuerda a su caña de pescar para darle más longitud.

En este segundo intento, el corverano logró agarrarse pero un golpe de mar hizo que la caña venciera y se la tragara el agua y con ella arrastró también al hombre. «Vi como el agua se lo llevaba, intentó mantenerse a flote pero llegó un momento que nos dijo que no aguantaba más», lamenta Antonio González, que añadía que no se trataba de un pescador asiduo, sino que se acercaba a San Juan para charlar con los que si lo eran y echar unas risas.

Mientras los pescadores intentaban rescatarle, una nueva ola volvió a arrastrarle, llevándolo mar adentro. El helicóptero de Bomberos fue el encargado, apenas unos minutos después, de sacar al hombre del mar, ya sin vida. «Sabíamos que era tarde porque vimos como se ahogaba, echaba espuma blanca por la boca», indicó el pescador.

Junto a ellos estaba también Alfredo Lantarón, compañero de trabajo del fallecido en Saint Gobain, empresa de la que estaba jubilado desde los 63 años. «Ha sido una desgracia. Solo pescaba un par de días al año», lamentó Lantarón, que siguió de cerca las tareas de rescate desde el dique de San Juan.

Según los testigos y conocidos del hombre, vivía en Los Campos con su pareja y tenía un hijo. «El apodo de 'Campino' lo tenía porque él había nacido en un pueblo de Burgos que se llama así», recuerda Lantarón. El cuerpo ya sin vida de Ramón permaneció cerca de una hora y media sobre el espigón a la espera del levantamiento del cadáver.

Segunda muerte del año

El fallecimiento del corverano es el segundo que se produce este año en la zona del espigón de San Juan. El pasado 6 de enero fallecía Élida Fernández arrastrada por una de las olas que azotaban el dique el día de Reyes. Se trata de una zona acordonada al paso y con claras señales de advertencia.

Desde el suceso de enero, el Puerto renovó la cartelería poniendo una más destacada, en tonos amarillos, en la que se indica explícitamente que es una «zona peligrosa» con el acceso prohibido al dique, salvo para el personal autorizado. Además, recalcan el peligro de caídas al mar o el rebase de las olas.

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