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C. DEL RIO
AVILÉS.
Miércoles, 23 de mayo 2018, 04:04
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La francesa Aurore Lucile Dupin, baronesa de Dudevant, adoptó el pseudónimo de George Sand, vestimenta masculina y comenzó a fumar puros para escribir y publicar en la Francia del siglo XIX porque «entraba en un terreno vedado de los hombres» y así de claro se lo dejó su editor al advertirle de que lo mejor que podía hacer «eran niños, no novelas». La escritora, catedrática y miembro de la Real Academia de la Lengua Carme Riera escogió la figura de la baronesa como inicio de la charla sobre 'Mujer y literatura: la musa se rebela', pronunciada en el Centro de Servicios Universitarios en la X Jornada Feminista.
El ejemplo de Dupin demuestra que nunca «hemos sido consideradas como creadoras sino reproductoras» y, un par de siglos después, la imagen de la musa «no ha desaparecido sino cambiado, antes no hablaba y ahora trata de hablar», ilustró momentos antes de comenzar su exposición.
Riera, que acaba de publicar 'Vengaré tu muerte', una novela negra «escrita con humor sobre el machismo, la violencia de género y la pederastia», consideró que vivimos un «momento crucial» y aventuró cambios en España tras las multitudinarias manifestaciones del 8 de marzo y «la terrible sentencia de 'la Manada'», hechos que «marcarán un antes y un después». La académica valoró muy positivamente la importante presencia de hombres en esas concentraciones porque «ese cambio lo tenemos que hacer entre todos». «Si ellos no nos ayudan, lo tenemos peor. El feminismo tiene la revolución en marcha y es importante atraer a todo el mundo que pueda ayudar», resumió.
Cree que en las instituciones tiene que haber representación femenina, sin embargo no le gusta la discriminación positiva ni la paridad. «Faltan mujeres en los sitios claves, pero yo quiero estar en un sitio porque me lo merezco», a la vez que reconoció que no están todas las que son. «Nosotras tenemos un problema añadido: preferimos la familia y tener a los niños atendidos, no nos arriesgamos a dejarlos con una cangura. Tenemos que discutir mucho esa cuestión porque parece que no nos interesa asumir puestos de poder por todo lo que conllevan», reflexionó. La escritora considera que las mujeres tienen mucho más «interiorizado qué es lo que nos interesa». Así, muchos hombres prefieren «el trabajo, el medro personal y el poder» en lugar de la «autoridad», un concepto que a la académica le parece más interesante.
En el terreno literario, el avance de la mujer es similar al protagonizado en el resto de sectores sociales, aunque aún le queda un buen trecho por recorrer como demuestra que «de los 20.000 autores de Cedro (Centro Español de Derechos Reprográficos), del que soy presidenta, solo unas 7.000 son autoras», indicó.
Respecto a las musas y los referentes, Carme Riera aclaró que estos son personales. En su caso, sería la moral y el hacer las cosas bien y, en ese sentido, «qué más quisiéramos que la justicia fuera un referente, pero hoy las mujeres nos sentimos poco representadas por algunos».
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