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RUTH ARIAS
AVILÉS.
Domingo, 22 de octubre 2017, 02:31
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El equipo de gobierno municipal lleva meses trabajando en un paquete de obras que financiará con cargo a las inversiones sostenibles de este ejercicio. La más importante que se plantea es la reurbanización de las calles Doctor Marañón y Ramón y Cajal, ambas en el barrio de El Carbayedo, dos vías cuyos pavimentos se encuentran sensiblemente deteriorados y cuya renovación había quedado pendiente después de que en los últimos años se hayan ido acometiendo otras mejoras en la zona.
La inversión económica es notablemente superior a lo que suele ser habitual en este tipo de inversiones que se efectúan con cargo al remanente, y supone algo más de una sexta parte de la cantidad que el Ayuntamiento dedicará a este tipo de actuaciones financieramente sostenibles. En total se prevé destinar medio millón de euros al arreglo de estas dos calles, dos de las principales vía del barrio. El coste real de la obra, sin embargo, será seguramente inferior, puesto que en el concurso las empresas que se presenten tratarán de ganar puntos presentando ofertas a la baja.
3.000 meteos cuadrados de acera serán renovados con baldosas de terrazo para igualarlas con las del resto del barrio.
2.700 metros cuadrados de aparcamiento se repavimentarán.
15 farolas están pendientes de renovarse.
La obra se llevará a cabo a lo largo del próximo año 2018, y se extenderá durante tres meses. En ese tiempo se acometerá una renovación integral no solo de los pavimentos, sino también de las aceras y de los servicios, tanto de la red de agua como de la de alumbrado. De esta forma, el barrio de El Carbayedo culminará un proceso de mejora que se ha extendido durante los últimos años en varias fases.
La renovación del pavimento de las calzadas, por ejemplo, se incluyó recientemente en una de las campañas anuales de mantenimiento de calzadas, pero solo alcanzó a los carriles de circulación. La obra no fue completa y quedaron pendientes otras superficies, las de aparcamiento. El próximo año será su turno, y se extenderá una capa de aglomerado asfáltico a lo largo de 2.700 metros cuadrados ocupado por plazas de aparcamiento, todas ellas reguladas, tanto en color azul como en el verde para residentes y en naranja para estacionamientos más largos.
Un ejemplo claro es la calle Ramón y Cajal en el tramo que transcurre entre Jiménez Díaz y la avenida de San Agustín. Allí la calzada está en relativo buen estado, pero no puede decirse lo mismo que la superficie dedicada a aparcamiento donde el asfalto está agrietado, e incluso falta en puntos concretos y aparecen además agujeros en los puntos más deteriorados. Ahora la pretensión es igualar las calidades y mejorar la imagen de uno de los barrios más poblados y dinámicos de la ciudad.
Los trabajos no obstante, serán más profundos, ya que buena parte del presupuesto irá destinado a sustituir la red de abastecimiento de agua y también la del alumbrado público, debido a que ambas cuentan ya con una antigüedad apreciable. En este tramo, lo mismo que en el primero de Doctor Marañón, se encuentran las aceras más antiguas del barrio, que están aún pendientes de ser sustituidas por las baldosas de terrazo que sí existen ya en el resto de la zona.
En estas dos calles, y en su zona más próxima a la avenida de San Agustín, la zona de tránsito de patrones aún mantiene las antiguas baldosas de cemento. Este tipo de suelo, que se utilizó durante décadas en las aceras de buena parte del país, ha ido siendo sustituido progresivamente por otros suelos, principalmente de terrazo, que permiten composiciones más estéticas y la delimitación de áreas con diferentes colores. El proyecto municipal incluye este cambio para igualar las aceras de estos tramos con las del resto del barrio en una superficie que alcanzará los 3.000 metros cuadrados.
Al alumbrado público le sucede exactamente lo mismo. Mientras que en Jiménez Díaz, Severo Ochoa, la avenida de Portugal y en los primeros tramos de Ramón y Cajal y Doctor Marañón las farolas ya se han renovado con unos modelos clásicos con dos focos, uno más alto orientado hacia la zona de circulación y otro más bajo para iluminar las aceras, en los segundo aun persisten modelos antiguos y poco estéticos que, además, cuentan con una sola fuente de iluminación para los carriles de circulación, y no para las zonas peatonales.
De este modo, a lo largo del año que viene, el Carbayedo culminará su cambio de imagen para terminar de igualar la estética de sus calles y gozar de instalaciones y servicios más modernos y de mayor calidad.
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