«Necesitamos pintar en espacios públicos»

El boceto con el que Niño ha empezado a llenar la pared de color representa un corpulento oso panda tirando de un carro conducido por un pavo real. Según explica el artista, su intención es «romper los estereotipos que todos aplicamos en algún momento al colectivo LGTBIQ y que asocia a los homosexuales con ciertos prototipos físicos de manera incorrecta».

El grafitero gijonés asegura sentirse muy orgulloso y agradecido de poder participar con su obra en el Festival de Cine LBTIQ. «Yo no soy gay pero creo que precisamente somos los heterosexuales los que más debemos implicarnos en normalizar la situación de este colectivo. Como dice una amiga mía, debemos convertirnos en 'heteroaliados'».

Niño empezó a hacer grafitis con quince o dieciséis años. De formación autodidacta, se siente satisfecho de «poder vivir de esto desde hace unos seis años», asegura. Su trabajo es solicitado para decorar «negocios, habitaciones de niños, patios de comunidades de vecinos, terrazas», comenta. Pero sigue reivindicando la necesidad de que se pongan a disposición de los grafiteros más lugares públicos donde poder expresar su creatividad.

«Es muy difícil encontrar un lugar donde poder pintar, un sitio disponible sin molestar a nadie. Y aunque los algunos ayuntamientos empiezan a crear zonas para grafitis, en general se necesitarían muchos más espacios públicos para acoger a toda al afición que existe», manifiesta el artista, que mañana proseguirá su trabajo en la Antigua Pescadería.