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Aspecto del interior de la antigua Pescadería a las ocho de la mañana de ayer viernes.

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Aspecto del interior de la antigua Pescadería a las ocho de la mañana de ayer viernes. MARIETA

En vela para reservar plaza en la comida en la calle

Decenas de personas desafían al frío y al sueño y cumplen el ritual de espera en la antigua Pescadería por una cita previa

A. SANTOS

AVILÉS.

Sábado, 3 de marzo 2018, 03:07

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Es la historia de cada año, pero aún no se ha inventado una fórmula mejor que convenza a todos. Siempre hay críticas y al final quienes quieren comer en la calle en las fiestas de El Bollo, o, mejor dicho, quienes quieren comer en un determinado sitio junto a su vivienda, negocio de hostelería o amigos, tienen que hacer cola. Mucha. Tanta que se va camino de récord, porque las horas de espera para obtener cita previa en el edificio de la antigua Pescadería cada vez se alargan más. Casi hasta veinte horas, o sea, casi un día para comer en la calle el próximo lunes de Pascua el 2 de abril.

Desde primera hora de la tarde del jueves ya había gente acampada en el interior del edificio. Lo primero que se encontraban eran unas puertas de cristal debilitadas hasta el extremo de que una de ellas se había desencajado. Tocaba pasar frío, mucho frío, por lo que rápidamente llegaban las mantas y tiendas de campaña. También sillas de playa, tantas como motivaciones distintas de quienes iban a cometer la 'locura' de pasar toda la noche en vela. Los más interesados son los hosteleros, que quieren reservar sitio (120 plazas por persona) para sus clientes junto a sus negocios. Ellos también son el alma de la fiesta y reivindican su derecho a sacar provecho, porque sin bares abiertos ese día seguro que se resentiría la comida en la calle.

Luego estaban los valientes a título personal, gente en muchos casos 'de toda la vida' que quiere comer donde se encuentre más a gusto y no duda en esperar muchas horas por la cita previa. Junto a ellos, jóvenes y no tan jóvenes que esperan por dinero, sin más. Reciben una cantidad a cambio de guardar sitio en la cola y suelen hacer turnos para que la espera se haga más llevadera. Se les puede identificar porque hacen corros, llevan sus móviles a tope de batería y se apoyan en las nuevas tecnologías para pasar la noche. Luego están los clásicos, libro en mano o con la radio, de las de antes, para escuchar los programas nocturnos y de madrugada.

En lo que coincidían era en el estupendo ambiente de camaradería. Todos se iban apuntando en una lista que se respetó cuando se comenzaron a repartir las citas a las ocho de la mañana de hoy. Para esa hora, y para mucho antes, la cola de los madrugadores era exponencial. Tras esta cita previa, a partir del lunes se podrán formalizar las reservas de las plazas.

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