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efe
Martes, 7 de junio 2016, 10:05
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El contable de las empresas de la ex directora general de Planificación, Centros e Infraestructuras en la Consejería de Educación, María Jesús Otero, acusada en el 'caso Renedo', Pedro Pablo Llavona, ha asegurado este martes que tres de sus compañías llegaron a facturar más de 1,2 millones de euros en un año. En declaraciones realizadas en el turno de testigos de la defensa del gerente de Almacenes Pumarín (APSA), Alfonso Carlos Sánchez, el asesor fiscal ha recalcado que tan solo Alvaroter, una de estas empresas de las que era socia Otero, llegó a facturar 900.000 euros en un año.
El contable ha afirmado que las empresas de Otero "se beneficiaron de APSA e Igrafo" y ha relatado que pasaba facturación a ambas compañías por el uso de alojamientos rurales de las empresas propiedad de Otero pero que "no entraba en profundidades sobre si esos servicios eran ciertos o no". Ha asegurado que nunca tuvo relación con APSA e Igrafo, cuyo gerentes también están encausados en este caso en el que se investiga una posible trama de corrupción en la administración asturiana.
El contable ha señalado que también compró un coche a Otero en septiembre de 2008 por transferencia bancaria que en la investigación judicial apareció como abonado por APSA. Otro de los testigos, amigo y socio de Otero, también ha reconocido que le compró un coche, que luego fue hallado en la contabilidad de APSA, porque la acusada le consiguió una rebaja de 2.000 euros en el precio.
El primero de los testigos en declarar hoy, M. J. R. B., comercial de la empresa Tecoinsa, ha reconocido que vendió a APSA dos máquinas para la realización de sondeos geotérmicos que al final eran para la empresa Geogal, de la que era gerente Ernesto Iglesias, hijo del ex consejero José Luis Iglesias Riopedre. Ha precisado que primero APSA adquirió una máquina por valor de 100.000 euros que resultó ser pequeña para la realización de los sondeos que tenían previstos hacer, por lo que luego compró otra, por 180.000 euros. La empresa Geogal tampoco pudo hacer frente a los pagos de la última máquina por lo que Tecoinsa la vendió a una compañía de colombiana, según ha puntualizado.
Por su parte, M. T. A., que fue amiga y sigue siendo socia de Otero, ha reconocido que acompañó en algunos viajes a la acusada que siempre fueron abonados por ella, aunque ha admitido que nunca le explicó de "dónde sacaba el dinero". "Dejé de ser su amiga porque me sentí defraudaba", ha subrayado la mujer, que ha afirmado que nunca firmó ningún talón ni negoció con Almacenes Pumarín en asuntos relacionados con las diferentes empresas que ha tenido como socia a Otero.
Ha recalcado que no sabe "absolutamente nada" del dinero que recibió la empresa de parte de Almacenes Pumarín y ha señalado que era habitual que Otero reservara los apartamentos para otras personas sin explicar para quien era y ha señalado que nunca vio a esos clientes.
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