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De izquierda a derecha, Carlos Marzal, José Luis García Martín, Josefina Martínez, Aurora Luque y Luis García Montero, en el salón de actos de la Biblioteca de Humanidades de la Universidad de Oviedo.
Tributo a la voz «más personal, auténtica y sincera» de la posguerra española

Tributo a la voz «más personal, auténtica y sincera» de la posguerra española

La Cátedra Alarcos celebra un homenaje a Blas de Otero en el que resonaron algunos de sus versos para celebrar su centenario

ELENA S. HERRERO

Viernes, 7 de octubre 2016, 00:53

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«Emilio Alarcos tuvo el atrevimiento, en tiempos hostiles, de dedicar el discurso de apertura del curso 1955-56 a Blas de Otero, mediante el cual el bilbaíno fue consagrado como el mejor poeta de la posguerra española». Son palabras de Josefina Martínez, viuda de Alarcos, en el tributo celebrado a Blas de Otero, ayer por la mañana, en la Biblioteca de Humanidades, en el Campus del Milán, que lleva el nombre del académico y lingüista.

Se cumplen cien años del nacimiento de Blas de Otero Muñoz -así firmaba sus primeros poemas-, la voz «más personal, auténtica y sincera», la de la poesía social de la España de la posguerra y a la altura de los mejores autores de la generación del 27.

El homenaje organizado por la cátedra Emilio Alarcos Llorach de la Universidad de Oviedo bajo el título 'Blas de Otero en pie de paz' reunió a Josefina Martínez y a los poetas, Carlos Marzal, Aurora Luque, Luis García Montero y el escritor, crítico y colaborador de EL COMERCIO José Luis García Martín, quienes acercaron a los amigos, literarios, profesores y alumnos presentes en el recital la figura de Otero a través de la lectura de sus poemas. Así, mientras que el navarro Carlos Marzal destacaba «el fraseo y el lenguaje extraordinario» de Otero, la poetisa Aurora Luque señalaba «la falta que hacen los poemas del bilbaíno, hoy en día, para la sociedad», pues, según la almeriense, los versos de Otero «exigen paz y diálogo y ayudan a reciclar la palabra». Y es que, como dice García Martín, «es un poeta de la postguerra y una de las novedades poéticas de hoy». Vigencia plena.

«Don Blas, por gente como usted estoy yo aquí, por la poesía y por la política», decía años atrás el poeta Luis García Montero a Otero. A lo que él respondió: «Espero que algún día puedas perdonarme». De esta forma se conocieron, lo que supuso un sueño para Montero. «No olvidaré esas palabras», dijo, que todavía resuenan en su mente y escritura. «Si escribimos, es por que hemos admirado a otros grandes y yo lo admiro a él», añadió.

Admiración y respeto se respiraron durante la mañana de ayer, en la que todos ellos se turnaron para poner voz a Otero, leyendo sus versos, aunque García Martín decidió escoger dos poemas que Ángel Gonzalez dedicó al anfitrión del día: «No todo se ha perdido; vienen a mi memoria siempre tus palabras -claras, afines, sonoras- trayéndola, llevándola». Y así finalizó el tributo a un autor inmortal, porque su poesía «no muere». Y es que, «sesenta años después, se ha conseguido el interés por la lectura de don Blas Otero», concluyó, una sonriente Josefina Martínez de Alarcos.

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