Borrar
Jon Juaristi, en el edificio Laudeo de la Universidad.
Jon Juaristi: «Ángel González me descubrió el bourbon como bebida sagrada»

Jon Juaristi: «Ángel González me descubrió el bourbon como bebida sagrada»

El crítico, ensayista, traductor y exdirector de la Biblioteca Nacional ofreció una charla en la Cátedra Ángel González

DIEGO MEDRANO

Viernes, 16 de diciembre 2016, 00:33

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

El ciclo de la Cátedra Ángel González llega a su última actividad del año con la ponencia de Jon Juaristi (Bilbao, 1951): crítico, ensayista, traductor, exdirector de la Biblioteca Nacional, novelista pero ante todo poeta, además de amigo personal y compañero de copas en Alburquerque del homenajeado («Ángel era un excelente anfitrión. Fue él quien me descubrió el bourbon como bebida sagrada. Nos prescribía a la mañana siguiente cerveza helada, por la hipoglucemia, a título de desayuno») y otras salidas madrileñas de gran calado. Araceli Iravedra, directora de la Cátedra, subraya la «complicidad», lo mucho que tiene esta iniciativa para «asistir al testimonio de los compañeros de viaje de Ángel, de sus iguales, de sus cómplices a nivel temático».

Jon Juaristi comienza disertando acerca de la lengua «adánica» y la eterna pregunta de Occidente sobre cómo podría haber sido esa lengua, para luego pasar a la distinción platónica entre lengua por naturaleza o lengua por convención. Y acabar en los románticos del XIX, situando esa lengua del Paraíso como poética. El reto mismo de la poesía como lengua especial. Testimonia su herencia: «Yo vengo de Machado, de Blas de Otero, de Ángel González y de Gabriel Aresti. Una tradición que buscaría una humanización de la lengua». Se conocieron en campus de hispanistas (el llamado «campus global» de David Lodge) con Luis García Montero y German Yankee como maestros de ceremonias. Pinta el Ángel íntimo: rancheras, cantante de boleros, tangos y sones cubanos hasta el amanecer. Pinta un Alburquerque, Nuevo México, con muchos bares, sí, pero ausente a una verdadera «cultura rural». Y define la poesía de González del modo más escueto posible: «Una poesía del rigor estilístico, con versos muy medidos, del rigor formal, del registro coloquial y de temple aristotélico, en una lucha donde el cliché se renueva de modo irónico y se desconfía de la vanguardia». Una ficcionalización de lo real-cotidiano. A título de larga exposición: cómo la intención de Ángel es siempre hacer una suerte de 'ready made' del poema (Duchamp): «Breton pensaría el objeto surrealista como dos imágenes que fuerzan una metáfora, pero Duchamp es el objeto mismo sin imágenes. Eso es lo que hace Ángel». Equipara poemas de González ('Parque de difuntos') con Eliot ('La tierra baldía') donde hay una estética cubista y no surrealista, donde los cadáveres florecen, germinan, pero hay siempre una función humorística que busca aliviar la tensión acumulada a lo largo de los versos. Duchamp y Ángel convergen, según Juaristi, en un mismo punto: «La contestación a la sacralización. El arte no sería diferente de ninguna otra esfera de la vida cotidiana». A título de coda, la importancia de Blas de Otero sería decisiva en su aprendizaje: «Aprende de Blas a introducirse él mismo en el poema, a fijar desde donde se está hablando, a crear una perspectiva, una panorámica».

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios