El Gijón por el que paseaba Rubén Darío

«Gijón es hoy uno de los emporios comerciales y manufactureros de la península, ciudad europea actualmente y cuya riqueza progresiva asombra. De ahí vendrá el soplo, el impulso, que ha de cambiar todo esto». Son palabras de Rubén Darío, el poeta nicaragüense del que este año se celebra el centenario de su muerte. Él mismo recuerda en otro texto cómo «los ardientes veranos iba yo a pasarlos a Asturias». En concreto, a «San Juan de la Arena y Monterrey, en la parroquia de Riberas de Pravia», donde se relajaba junto al mar. Allí estuvo en los años 1905, 1908 y 1909, y en la segunda de estas estancias -entre el 18 y el 24 de julio del año 1908-, pasó una semana en Gijón, paseando por sus calles, descubriendo por sí mismo un lugar que ya antes había ocupado su pensamiento. Admirador del asturiano Ramón de Campoamor, Darío había dejado escrito a los 18 años, allá por 1885, un pequeño poema: «¡Lloriqueos en el cántico/ salmodias y triste queja!/ Esto conocer os deja/ que es algún vate romántico/ de mucha imaginación/ el que os hará gracia con/ las coplas de su talento.../ Señores, ¿sabéis el cuento/ del gaitero de Gijón?». Es una referencia, esa del gaitero, a un poema homónimo de Campoamor, que fue una de las principales influencias del joven Darío.

La editorial asturiana Aventuras Literarias, que ofrece siempre a los amantes de la literatura algo más que simples libros y que antes había hecho lo propio con el Londres de Holmes o Jane Austin, el Madrid de Pérez Galdós o el Oviedo de 'La Regenta', acaba de publicar 200 unidades del mapa de la ciudad de Gijón del año 1908, aquel por el que paseó Rubén Darío. Un Gijón recorrido por los tranvías, en el que florecían junto al mar los balnearios de Las Carolinas, La Favorita y La Cantábrica... Una ciudad con más manchas verdes y sus barrios en crecimiento.

Sale a la luz este mapa -que estos días exponen en su puesto del mercadillo navideño del paseo de Begoña- como homenaje navideño a sus clientes, pero también para celebrar el centenario de la muerte de Rubén Darío; y para anunciar además el bicentenario del nacimiento de Ramón de Campoamor, en septiembre de 2017. Un desplegable de 50x40 centímetros, que aquí se reproduce, y que muestra en sus tapas las frases de Darío sobre Asturias y el poema de Campoamor 'El gaitero de Gijón'.

También dos décimas, una escrita por cada uno de los dos poetas, que se dedicaron mutuamente tras conocerse por fin en el Madrid de 1892. «Cuando se tiene en la mano/ un libro de tal varón/ abeja es cada expresión/ que, volando del papel/ deja en los labios la miel/ y pica en el corazón», dicen los versos de Darío sobre Campoamor. «A ese del cabello negro/ como la nocturna bruma/ púsole Dios en la pluma/ luz de sideral destello», le replica el poeta asturiano desde sus versos.

Todo ello podría indicar que fue precisamente esa relación entre Darío y Campoamor la que hizo que el autor de 'Cantos de vida y esperanza' -obra que escribió en 1905 y que bien podría haberse gestado en Asturias- optase por conocer esta pequeña tierra del norte, en vez de otros destinos más populares como la Bretaña francesa -donde pasó otras de sus vacaciones- o San Sebastián.Escogió sin embargo las casas que le alquilaba un indiano asturiano, Feliciano Menéndez, al que había conocido Darío durante un viaje a La Habana, en Cuba, también en 1892.