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Obra de Basquiat subastada en Sotheby's.
Basquiat duplica su cotización salvaje

Basquiat duplica su cotización salvaje

El japonés Yusaku Maezawa paga casi cien millones de euros por una de las mejores obras del artista

Miguel Lorenci

Viernes, 19 de mayo 2017, 09:29

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Un golpe de martillo lanzó a la estratosfera la ya salvaje cotización de Jean-Michel Basquiat (Nueva York, 1960-1988). Un cuadro sin título del malogrado pintor se adjudicó por 99 millones de euros (unos 110,5 millones de dólares) en la subasta celebrada en la madrugada del viernes en la sala Sotheby's de Nueva York. La obra, pintada cuando Basquiat tenia 21 años, duplicó casi los 50 millones de euros que tenía como marca este indómito pintor, muerto por una sobredosis con solo 27 años hace tres décadas, y cada vez más cerca del récord absoluto de Pablo Picasso en un sala de subastas, 143 millones de euros (unos 160 millones de dólares).

Desde que Christie's lo vendió en 1984, el lienzo no había vuelto al mercado. Su comprador entonces fue un coleccionista anónimo que pagó 19.000 dólares (unos 17000 euros al cambio de hoy) por esta obra de 1982. Con su venta Basquiat entra en el exclusivo club del los 'cienmillonarios' en el que están, además de Picasso, Andy Warhol, Francis Bacon, Roy Lichtenstein, Jackson Pollock, Willem de Kooning, Jasper Johns o Barnett Newman. El espectacular récord de Basquiat llega con una obra sin título de 1,83 por 1,73 metros que representa una inquietante calavera negra sobre un fondo azul. Se adjudicó en diez intensos minutos de subasta, una duración poco habitual. En un gesto también poco corriente, Sotheby's confirmó que el comprador era el coleccionista japonés Yusaku Maezawa. Es el mismo que en mayo de 2016 compró por unos 50 millones de euros (57,2 millones de dólares) otro cuadro de gran formato en una subasta de Christie's. Una tela de 2,38 por 5 metros, que estableció el récord anterior de Basquiat.

Maezawa, que atesora hoy los dos cuadros más caros de Basquiat, debe su fortuna a la venta de moda y ropa en internet. Fundador de 'Start Today' y del portal 'ZOZOTOWN', es un habitual de las pujas que gastó ya unos 88 millones de euros en siete obras durante las subastas de primavera de 2016. A sus 41 años, y con una fortuna estimada en más de 3.000 millones de dólares, había anticipado que pujaría la obra de Basquiat que exhibirá en el futuro museo que quiere instalar en Chiba, su ciudad natal, al este de Japón, y en el que la tela recién adquirida será "la obra central".

Maezawa explicó que antes de la inauguración del museo se avendría a prestar la obra a otros museos del mundo. "Espero que sea una alegría para otros y no solo para mí, y que esta obra maestra inspire a las futuras generaciones", dijo.

El precio de salida se había fijado en 57 millones de dólares, lo que marcaba ya de hecho un nuevo récord de SAMO, el seudónimo con el que Basquiat firmaba sus grafitis en los muros de Nueva York. La subasta se convirtió rápidamente en un duelo entre un comprador presente en la sala y otro que la seguía por teléfono.

El primero llegó a ofrecer 97 millones de dólares, pero acabó dejando que el segundo se lo llevara por 98 millones, a los que se suman gastos y comisiones. El definitivo golpe del martillo generó el clamor del público de la sala y silbidos de admiración.

Cumbre

"Es una cumbre para Jean-Michel, de finales de 1981 y principios del 1982. Durante esos seis meses, todo lo que tocaba era fantástico", explicó al presentar el cuadro Grégoire Billaut, responsable de arte contemporáneo de Sotheby's en Nueva York. Para el experto esta obra es "probablemente uno de los tres o cuatro mejores cuadros del artista".

La subasta del jueves era la innecesaria constatación de que casi 30 años después de su muerte Basquiat reina en el arte contemporáneo. Una legión de compradores se pelean por sus obras, que ya tienen su lugar en varios grandes museos del mundo. "El mercado del arte también trata de la historia del gusto", explicó Billaut. "Aquello que era muy deseado por la generación de sus padres puede no serlo para usted".

Convertido en el niño mimado de la gente rica y guapa de la Nueva York de los ochenta, a Basquiat le encantaba llenar de churretones de pintura los trajes de Armani que vestía cuando embadurnaba sus telas. El precoz genio neoyorquino de origen haitiano podría hoy comprar varios contenedores llenos de trajes de la mejor moda italiana. Pero una sobredosis de heroína truncó su vida en plena juventud. El 21 de agosto de 1988 entraba en el fatídico "club de los 27", el de Jimi Hendrix, Janis Joplin, Jim Morrison, Kurt Cobain y Amy Winehouse, lo que le impediría conocer que su pintura, entonces ya carísima, cotizaría por encina de la de su mentor, Andy Warhol.

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