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Peronal del Museo Piñole procede a mover uno de los cuadros de la exposición permanente.
El Piñole concluye en enero su reordenación

El Piñole concluye en enero su reordenación

El museo de Gijón estrenó ayer la sala dedicada a la guerra civil y la revolución de octubre y solo queda un último espacio para cerrar la renovación de su exposición permanente

M. F. ANTUÑA

Miércoles, 2 de diciembre 2015, 00:32

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El Museo Nicanor Piñole está a punto de concluir la reestructuración de las salas de su exposición permanente. Hace tres años, cuando el equipamiento cultural que rinde tributo al gran pintor gijonés nacido en 1878 y fallecido cien años después recibió un depósito del Reina Sofía, comenzó la reordenación del espacio para darle una perspectiva cronológica y al mismo tiempo aportar más información de interés sobre el personaje y su época.

Las salas de la planta baja ya habían sido reestructuradas y a ellas se habían incorporado, junto a las obras, el correspondiente autorretrato y un texto que sitúa el marco biográfico del artista, pero aún quedaba pendiente la parte de arriba del histórico inmueble de la plaza de Europa, que requería de la realización de una obra física previa para ganar en paño expositivo. Hecho esto, se procedió al montaje de la sala que lleva por título 'Testimonios desde la retaguardia', en la que se incluyen las obras vinculadas al periodo de la revolución de octubre de 1934 y a la guerra civil.

Son tiempos duros, de modo que las obras del artista tienen un marcado carácter alegórico y evocan un profundo sentimiento de soledad, desolación y miedo. Son tres pinturas de formato grande, más seis dibujos que recrean ese ambiente de tedio y casi clausura que se vive en su domicilio familiar en torno al aparato de radio esperando noticias. Se complementa la muestra con cinco xilografías y con una selección de una decena aproximada de cuadernos. «El conjunto de las xilografías se presentaron en la exposición que se hizo en todos los museos de Gijón en torno a la guerra civil», revela Lucía Peláez, responsable del museo gijonés, que advierte que los cuadernos y la serie de dibujos no se habían visto. «Lo que se ha hecho es complementar la selección de pintura con el el fondo de dibujo y obra gráfica que habitualmente no se exponía, siguiendo el criterio de todo el museo, que pretende recoger el proceso desde la creación de la obra hasta los motivos de inspiración», añade.

Cuando comenzó la guerra civil, Piñole tenía 58 años por lo que no participó de forma activa en la contienda. Pero gracias a su colaboración con el concurso de dibujo convocado por el Departamento de Propaganda se hizo con un salvoconducto que le permitió recorrer las calles y registrar los efectos de la guerra. Sobre todo ello abundan sus obras ya expuestas en Gijón.

Lo cierto es que la mayor parte del trabajo ya está hecho, pero queda aún un último periodo para que la nueva exposición permanente esté concluida. «Es una sala pequeña, en la que va a ir su última etapa, años 40 y 50, cuando le llega el reconocimiento oficial», revela Lucía Peláez. Será en enero cuando esté lista para ponerse ante la mirada pública.

La planta tiene ya desde tiempo atrás sus espacios organizados de la siguiente forma: periodo de formación y relación con Madrid y Roma, el paisaje urbano, el retrato y vinculación familiar y vida en Gjión, el valle de Prendes, la renovación del paisaje y la pintura costumbrista, y los inicios de los años treinta.

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