Borrar
Urgente «Cuando llegué abajo y vi las llamas, se me vino el mundo encima»
'El Brujo', sobre el escenario del Niemeyer de Avilés, al que se subió ayer.
El evangelio de un humor embrujado

El evangelio de un humor embrujado

Rafael Álvarez, 'El Brujo', hizo reír y pensar con 'Teresa o el sol por dentro' al público que se dio cita en el Centro Niemeyer

ALBERTO PIQUERO

Lunes, 6 de marzo 2017, 00:48

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Tras haber padecido enajenación transitoria muy razonable durante 2016, investigando las andanzas reunidas en los 'Misterios del Quijote' y haciéndose narrador fraterno con el protagonista de la obra, Rafael Álvarez 'El Brujo' (Lucena, Córdoba, 1950), ha vuelto a recuperar una travesía anterior, aquella que estrenó en el Festival de Cáceres en 2015, 'Teresa o el sol por dentro', celebrando la ocasión del quinto centenario de la muerte de la santa de Ávila. Ayer regresó con la fundadora de las carmelitas descalzas al Centro Niemeyer, que congregó a 700 personas para ser testigos del magisterio de este formidable actor y creador.

Una recapitulación que a su vez puede encartarse en los antecedentes que han llevado a 'El Brujo' por las sendas místicas de 'El Evangelio de San Juan', 'San Francisco, juglar de Dios' -adaptando a Darío Fo- o 'La luz oscura de la fe', poniendo en pie a San Juan de la Cruz.

'Teresa o el sol por dentro', alusión a las palabras con las que la autora de 'Las moradas' explicaba sus éxtasis celestiales, ya visitó previamente Asturias. En diciembre de 2015, por ejemplo, los espectadores tuvieron la oportunidad de admirar esta composición en el Teatro de la Laboral. Pero uno de los muchos prodigios que emanan de Rafael Álvarez es el milagro de ser el mismo y distinto en cada función.

Volvió a dejarlo patente en este domingo avilesino, recorriendo las vicisitudes biográficas de Teresa de Ávila, sus versos, rebeldías e iluminaciones, como si de un estreno se tratara. Y logrando que las alturas metafísicas descendieran a la prosa cotidiana, «con la inestimable ayuda del Espíritu Santo, es decir, el humor», a la manera en la que ha confesado escribir el texto. El evangelio de un humor embrujado.

Auténtica lección de teatro, de historia, de sabiduría disfrazada de comicidad, de espiritualidad que se amasa con el pan nuestro de cada día, que comenzó recitando a San Juan de la Cruz y fue hilvanando con ironías sobre el IVA o afilando a Lutero, al 15-M, evocando a Copérnico o haciendo equivalencias entre el nacimiento de la imprenta e internet. O demorándose incluso en actualidades como la del eurodiputado polaco que niega la igualdad de las mujeres y al que 'El Brujo' negaría el sueldo. Pero, por supuesto, entre todas estas excursiones e incursiones al presente, Teresa siempre de fondo, a la que aludió en repetidas ocasiones calificándola como una «persona genial». El embajador de Córdoba ha heredado además del genio el ingenio. Al final y como despedida, ovación larga y merecida en el Niemeyer.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios