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Algunas de las obras expuestas en la colectiva.
La muerte vista por los ojos más jóvenes

La muerte vista por los ojos más jóvenes

Dieciocho artistas asturianos exponen en Gijón una colectiva bajo el título 'Todo es vanidad'

DIEGO MEDRANO

Viernes, 9 de junio 2017, 00:07

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La vanidad o 'vanitas' -según el 'Diccionario de Iconografía y Simbología' de Francisco Revilla- es un género pictórico cuyo significado común equivale a una admonición sobre la vanidad de las glorias, los placeres y, en general, todo lo que se aprecia en este mundo. Toma su nombre, así como su espíritu, de la máxima bíblica: «Vanidad de vanidades y todo vanidad» (Ecc. 1,2). Responde perfectamente al estilo ascético de la espiritualidad barroca. Julián Gállego ha sugerido con acierto que el género en cuestión pudiera denominarse 'desengaño'.

Aunque la representación fundamental es la calavera o el esqueleto, las 'vanidades' se caracterizan por otros atributos que conducen la reflexión en el mismo sentido, tales como la guadaña, el cirio, la columna derribada o el campo de ruinas y sobre todo el reloj de arena. Es frecuente asociar estos, creando un enérgico contraste, con otros evocadores de lo deseable: coronas, monedas, manjares, libros, galardones. Detalles propios de 'vanidades' suelen complementar la iconografía de santos penitentes. El género destaca por lo fecundo, no solo en la pintura, sino en la emblemática impresa. Valdés Leal y Gutiérrez Solana llegaron a lo más sublime en tales retos.

Dieciocho artistas asturianos (pintores, escultores, ilustradores, grabadores y fotógrafos) presentan en Gijón la colectiva 'Todo es vanidad' (desde el 8 de junio al 16 de julio) en la llamada Oficina de Proyectos (calle Fernando Villaamil, 10). Jóvenes artistas asturianos, entre treinta y cuarenta años, como Kiko Miyares, Federico Granell, Juan Fernández Álava, Edgar Plans, Jorge Nava, Javier Soto, Juan Falcón, Dolores Álvarez, Olivia Christen, Anora Ashurova... presentan una mayor parte de calaveras y escasos bodegones donde no hay otro mensaje, a la manera clásica, que el de la inutilidad de los placeres mundanos frente a la certeza de la muerte. Símbolos acerca de la fragilidad de este tiempo incierto que les ha tocado vivir, en una trilogía muy bien conocida: la brevedad de la vida, el tiempo que pasa y la muerte, no siempre física, que se acerca o acosa en un sinfín de realidades. Bodegones moralizantes -centrados en el 'momento mori'- donde la naturaleza efímera de la vida tiene música propia. Muerte, y jóvenes reflexionando acerca de ella, que a nadie dejará indiferentes. El objeto clásico de denuncia de las 'vanidades': la relatividad del conocimiento frente al ego o yo del género humano sujeto al paso del tiempo y a la muerte.

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