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JOSÉ L. GONZÁLEZ
AVILÉS.
Viernes, 1 de diciembre 2017, 00:12
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La vida de María Peña Coto (Oviedo, 1989) se mueve entre dos mundos: el arte y el activismo. La ganadora del Premio Asturias Joven de Artes Plásticas 2016, que inauguró ayer su muestra vinculada al galardón, 'Personae', en la sala Borrón, en Oviedo, salta de uno a otro con naturalidad, ocupando su apretada agenda en crear y ayudar. Lo que empezaron siendo dos áreas de interés independientes en su vida han acabado desembocando en un espacio común del que surge una pregunta: «¿Qué puede aportar el arte al cambio social?».
Por lo pronto, el arte de María Peña Coto aporta «una llamada a la acción». Los personajes que ilustran algunas de sus pinturas aparecen ataviados con máscaras que simulan cabezas de animales. Su actitud desafiante, caminando en paralelo directamente hacia el espectador, los convierte en «casi activistas. Esta exposición recoge influencias de mi trayectoria y mi vida y está centrada en el medioambiente», explica la autora galardonada con un premio que reconoce precisamente eso, una trayectoria. El proceso de creación de estas obras comenzó el pasado mes de junio. Después de varios viajes y otros trabajos regresó a Avilés, donde tiene su estudio, para dar comienzo al proceso de creación. Sin anclajes previos, sin una dirección concreta, comenzó a crear y pocos días antes de inaugurar la muestra, seguía haciéndolo. «No empiezo una exposición diciendo 'este va a ser el tema' sino que es algo que va surgiendo. En este trabajo hay mucha influencia de la naturaleza y del contraste que se da en Asturias, con el verde y las fábricas».
Ese contraste tiene mucho que ver con su preocupación por cuestiones que van más allá del arte. Mientras estudiaba Bellas Artes en Madrid comenzó a colaborar con la ONG Oxfam, donde tuvo contacto con los problemas del medioambiente. Poco después llegó su colaboración con Arquitectos Sin Fronteras en la Cañada Real, donde la mezcla de lo social y lo artístico se hizo patente.
Después llegó Brasil, con intervenciones con jóvenes de una favela a los que adentró en el mundo del arte urbano, pero donde también había tiempo de hablar de sus problemas, de sus preocupaciones. «Les enseñé a artistas más cercanos a ellos y nos centramos en J R (artista urbano y fotógrafo). Luego les enseñé a usar la cámara réflex y ellos iban colocando sus fotografías en diferentes partes de la favela», explica.
Haití, Pekín y Nueva York también están en la nómina de lugares en los que ha desarrollado su doble trabajo y del que bebe 'Personae' donde, además de preocupación por el medioambiente hay también una denuncia de la situación de desigualdad que sufren las mujeres. «Es un tema que, sin pretenderlo, surge. Soy una mujer en un mundo de hombres y nos enfrentamos a barreras que no deberíamos».
El arte de María Peña Coto pretende además traspasar una barrera invisible, la de la interacción con el espectador. Por eso, quien se acerque a la Sala Borrón, verá, además de las pinturas, esculturas con las que podrá experimentar. Un recorrido durante el que le asaltarán las preguntas que esta joven artista lanza a través de sus obras para agitar conciencias.
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