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Vida de excesos y generosidad

OSCAR BELÁTEGUI

Jueves, 14 de junio 2018, 16:43

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Robin Williams se sometió en 2009 a una delicada operación para reemplazarle una válvula aórtica. Cuando se recuperó confesó que veía la vida con otros ojos: «Ahora valoro los pequeños placeres, como pasear por la playa... con un desfibrilador». Cuando poco después se casó por tercera vez no supo explicar por qué lo hacía: «Dado mi expediente, el matrimonio es como llevar a un quemado a un espectáculo de pirotecnia». Los 24 millones de dólares que le habían costado sus dos separaciones anteriores no parecieron importarle. «Divorcio es una expresión del latín que significa cortarle al hombre los genitales a través del bolsillo», justificó al Daily Telegraph.

El sentido del humor acompañó a Williams hasta en los peores momentos de su vida. Sus fantasmas los combatía con alcohol y cocaína, pero de puertas afuera regalaba su humanidad con generosidad. «Robin era una tormenta de luz de genialidad humorística y nuestra risa era el trueno que la sostenía. Era un compañero y no puedo creer que se haya ido», expresó ayer Steven Spielberg, que le dirigió en 'Hook'. Su esposa, Susan Schneider, recordó que había perdido un marido y a su mejor amigo, mientras que el mundo «pierde a uno de los artistas más queridos y un ser humano maravilloso». En un gesto conmovedor, la hija del actor, Zelda Williams (bautizada así por el videojuego), tuiteó un fragmento de 'El principito' de Saint-Exupery que arranca: «Tendrás las estrellas como nadie las tiene. En una de ellas estaré viviendo».

Cincuenta bicicletas

El New York Post aventura que el protagonista de 'Jumanji' atravesaba «serios apuros económicos» y recordaba una entrevista reciente en la que el actor lamentó que tenía muchas facturas por pagar a causa de sus divorcios. Había puesto a la venta un rancho en Napa y confesaba que no podía permitirse seguir con un estilo de vida que incluía, entre otros lujos, cincuenta bicicletas. También contaba que dejó las drogas sin ayuda alguna hace 30 años cuando nació su hijo Zachary. Por pura vergüenza. Hasta que, veinte años después, comenzó a volver a beber durante un rodaje en Alaska.

RobinWilliams deja conclusas cinco películas que se estrenarán en los próximos meses, entre ellas, 'El hombre más enojado de Brooklyn', donde al protagonista le diagnostican que le quedan noventa minutos de vida y se vuelca en arreglar sus problemas con sus seres queridos. Las críticas en Estados Unidos no tuvieron piedad. En la tercera entrega de 'Noche en el museo' vuelve a meterse en la piel del Teodore Roosevelt. La secuela de 'Sra. Doubtfire' se anuló ayer definitivamente.

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