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Rossy de Palma.
Rossy de Palma: «La clase obrera es mi caldo de cultivo»

Rossy de Palma: «La clase obrera es mi caldo de cultivo»

La actriz estrena este viernes 'No molestar', una comedia francesa dirigida por Patrice Leconte en la que borda de nuevo el papel de chacha

Rosario González

Jueves, 25 de junio 2015, 10:42

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Diríase que Rossy de Palma ha vuelto, aunque en realidad nunca llegó a irse. La actriz lleva tiempo trabajando sin parar en Francia, pero en las últimas semanas ha vuelto a copar las pantallas de cine y televisión españolas con diversos trabajos. Uno de ellos, precisamente, es la última película del director y guionista galo Patrice Leconte, 'No molestar', una divertida comedia trufada de análisis social que se estrena este viernes en España.

La cinta narra la odisea urbana de Michel (interpretado por el rey de la comedia Cristian Clavier), un fanático del jazz que encuentra un exclusivo álbum en un mercadillo y se marca como objetivo tener una hora sin preocupaciones para disfrutar de la joya musical. Pero el sencillo deseo se verá truncado por una confesión inesperada de su esposa, un hijo ávido de atención, una madre que no deja de llamar y, para colmo, un vecino empeñado en entablar relación. En medio de ese maremágnum familiar, Rossy de Palma interpreta a la mujer de la limpieza -"de chacha", corrige la actriz-, un rol que repite en la serie de televisión 'Anclados', que emite actualmente Telecinco, y en la última película de Pedro Almodóvar, 'Silencio'.

"Hay muchas chachas en mi currículum, son como mi maná y estoy orgullosísima; soy hija de albañil y la clase media obrera es mi caldo de cultivo", reivindicó la actriz en la presentación de la película en Madrid, adonde viajó acompañada del director. "Me encanta dar protagonismo a estas mujeres, heroínas que han dado mucho cariño a las familias con las que han trabajado".

Egoísmo

La película, una comedia en esencia pero con moraleja final incluida, indaga en problemas de la sociedad actual como el egoísmo y la falta de comunicación. "Creemos que vivimos cosas pero no les damos el tiempo para vivirlas orgánicamente, estamos en una evocación de lo que vivimos más que vivirlo realmente y a veces hay una sensación de vértigo, de hacer muchas cosas sin degustar bien la vida con la parsimonia que a veces se necesita", analizó la intérprete sobre una sociedad en la que, critica, "parece que con fotografiar algo en Instagram ya lo hemos vivido".

Serena, elocuente y haciendo gala de su desparpajo habitual, Rossy se mostró satisfecha con una profesión que le ha aportado "una riqueza maravillosa" y en la que, admite, le parece más interesante "lo que no se ve en las cámaras, la vida real, que el resultado". "En los 90 me fui a Italia a trabajar en películas malísimas, pero tuve unas vivencias tan ricas que no me importó lo más mínimo". Rechaza asimismo su imagen de musa de Almodóvar -"para musa, la mayonesa", ironiza-, clichés como el que se empeñaba en definirla como 'picassiana' y a los que, según explica, hace tiempo dejó de hacer caso. "No me siento una musa con alas tipo campanilla apareciéndome y diciendo: 'Pedro, escríbeme un papel', pero trabajar con él es siempre un placer; lo quiero y admiro muchísimo y 'Silencio' va a ser un peliculón".

Patrice Leconte

Quien más aplaudió la disposición de la actriz para sumarse a proyectos interesantes sin marear la perdiz fue el director de la película, Patrice Leconte, que sufrió bastante en la búsqueda de una sirvienta que fuera -dentro de lo posible-, "original" y alejada de los clichés. "La adoraba como actriz pero no la conocía en persona, así que acudí a una agencia para ofrecerla el papel. El resultado es que me dijo que sí enseguida, sin ni siquiera haber leído el guión", relata complacido.

Leconte defendió su nuevo trabajo como una comedia en la que "no sólo buscaba reír", que también, sino abordar "temas que nos conciernen como sociedad, como el egoísmo, los horarios de locura y las cosas que no nos permiten pensar". "A fuerza de no querer dejarnos invadir por los otros, de interesarnos cada vez menos en el otro, al final terminamos totalmente solos como imbéciles; este es el egoísmo que nos invade y que a mí de verdad me inquieta".

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