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Anna Longoni, en su rueda de prensa sobre ruedas. :: SEMANA NEGRA
Colección de matrioskas sobre raíles

Colección de matrioskas sobre raíles

En el viaje en el Tren Negro se habló de arte, de brujería, de sexo, de política y de feminismo. En definitiva, se habló de literatura

IGNACIO DEL VALLE

Sábado, 7 de julio 2018, 01:12

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Una matrioska que contiene una matrioska que contiene otra matrioska: así funciona la Semana Negra que hemos extraído de la anterior. La de 2018 es serenísima, o sea, sin 'pollos' institucionales a la vista, que ya se habían convertido en una arraigada y linajuda tradición en la onda oxfordiana. Nuestro 'troubleshooter', Ángel de la Calle, me comenta irónico que es consciente del problema y que están trabajando para solucionarlo. Además, afirma, las nuevas generaciones llegan más trabajadas estilísticamente. Habrá que comprobarlo, pues en la previa a coger el Tren Negro me topo con muchas caras nuevas, en especial argentinas. El escritor Enzo Maqueira es uno de ellos -su primera vez en Gijón-, y proclama con entusiasmo que espera mucha «gente y tragos» antes y después de presentar su policial doméstico 'Hágase usted mismo', en la que nos muestra las trampas que esconde la trascendencia artística a través del devenir de pesadilla de un director de cine. Siempre aprovecho para preguntar a Juan Carlos Galindo, tan dandi él, qué le ha deparado de bueno su blog. Me saca a relucir una novela que me pareció devastadora, 'Mar Blanco', de Claudio Giunta, y otra que no tenía en el radar, 'La Herida', de Jorge Fernández Díaz. William Navarrete viaja con su 'Deja que se muera España', de la que dice con la rumba de un cubano afrancesado que no es una novela negra, sino mulata. En la primera rueda de prensa Ana Longoni, que se ocupa las actividades culturales del Reina Sofía, despliega todo un mapa de conocimiento, pasando por Roberto Jacobi, el universo concentracionario argentino descrito por Miguel Bonasso en su 'Recuerdo de la muerte', Leon Ferrari, el poder performativo de la ficción contra el mero espectáculo, hasta terminar en el polifacético Masotta. No obstante, si hay algo mollar en esta Semana Negra es la oleada de feminismo que nos redime de tantos años de inanidad: incluso la mascota del evento se ha vuelto transgénero y ahora quiere que la llamen Rufa. Tanto es así que Antonio Mercero ha creado una detective transexual en su novela 'El final del hombre', Sofía Luna. Este nuevo paradigma del empoderamiento de la mujer tiene más patas en este Tren Negro, Mabel González, Cristina Fallarás, Elisa Beni, Marta Robles, la enérgica Berna González Harbour... El cómic también rema en esa dirección con Ana Peña y su 'Estamos todas bien', así como Antonia Santolaya y su libro 'Feminismo para principiantes', que garantiza que esto no es una moda.

Si hay un escritor en el Tren Negro que se mueve entre susurros precristianos y cabalísticos es José Carlos Somoza, sobre todo ahora que Jaume Balagueró ha adaptado al cine 'La dama número 13' con el título 'Musa'. El Tren Negro entra en Asturias, bosques y niebla, menos mal que nos aguarda al final la luz de los cuadros de Sorolla que tenemos en la tierra. Aquí no hay marcas blancas, todos son autores con una profunda identidad, como José Luis Muñoz, veterano del evento, escritor y viajero impenitente que en 'La manzana helada' reflexiona sobre NY y en 'Los Perros' nos sitúa en la Sudáfrica de Pierre Botha. Poco antes de llegar comparto con Jesús Palacios nuestra admiración por la película 'La Doncella', de Park Chan-wook, epítome de la sensualidad y que nos viene al dedo para hablar de su libro 'Eroguro', la historia del manga ultraerótico y violentísimo. Y nos vamos acercando ya a Gijón, con tranquilidad, porque, como dijo alguien, lo importante no es llegar primero, sino saber llegar.

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