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MARÍA DE ÁLVARO
GIJÓN.
Domingo, 27 de mayo 2018, 02:08
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La Compañía Trasatlántica anunciaba pasajes a La Habana por 327 pesetas en sus vapores, el Elixir Callol prometía «fuerza, vigor y juventud», el Sporting perdía en Vigo en un partido presuntamente 'robado' a los rojiblancos y las tropas francesas e inglesas avanzaban sobre los alemanes en plena Guerra Mundial, la primera. Todo eso sucedía el 8 de setiembre de 1918 mientras en Covadonga se coronaba la Santina. Lo cuentan las crónicas de EL COMERCIO de entonces y lo recuerdan las imágenes que la Biblioteca Nacional de España atesora en Madrid en forma de postales, una colección donada por los herederos de su propietario y autor: el barcelonés Josep Thomas, el hombre que introdujo la fototipia en España y con ella una novedosa técnica de reproducción de imágenes con las que, entre otras, se dio luz a esta colección.
El Museo del Pueblo de Asturias también dispone de una copia de esta colección que actualmente se exhibe en una muestra en el Museo Arqueológico de Oviedo.
Son 16 tarjetas postales que captan distintos momentos de una jornada histórica que este año cumple su primer siglo. Se celebraba entonces el llamado metafóricamente 'Centenario de la Reconquista', que no era otra cosa que el primer siglo del santuario de Covadonga, 1.200 años después del levantamiento de Pelayo. La circunstancia se aprovechó para celebrar la coronación canónica de la Virgen y, de paso, para inaugurar oficialmente el parque nacional, el primero de España. Esa misma acumulación de fechas es la que lleva este año al Principado, junto al Arzobispado de Oviedo, a celebrar los llamados Centenarios de Covadonga de 2018 y también el 8 de septiembre, como aquel, se espera congregar en Cangas de Onís a los Reyes y, muy probablemente, las mismas multitudes que hace un siglo.
Contaba este periódico en su edición del día siguiente cómo una «incalculable muchedumbre» se situaba frente al Hotel Pelayo pare recibir a Alfonso XIII y su esposa, la Reina Victoria Eugenia, entre «ovaciones delirantes», que llegaban al real sitio en un Hispano con un séquito de coches conducidos por distintos prohombres y autoridades de la época. Las grandes colas para contemplar la comitiva se muestran en algunas de las postales, que recogen las imágenes en grandes planos generales. En idénticos planos generales también se retrata la procesión de la Santina desde la Cueva a la Basílica, custodiada por centenares de adoradores nocturnos llegados de toda España, los mismos que protagonizaron una vigilia la noche anterior. Otras, más de detalle, muestran la firma de actas o la propia corona, que llegó en «una bandeja cubierta de terciopelo» antes de ser colocada sobre la virgen.
La celebrada jornada no se quedó ahí, porque desde el Real Sitio, los monarcas viajaron a Gijón, a donde llegaron avanzada la tarde por la carretera del Infanzón para darse un baño de multitudes y cenar en el Palacio de Revillagigedo, recibidos por el conde y las autoridades locales. Al día siguiente se trasladaron a Oviedo para conmemorar el centenario de la Diputación, escuchar un discurso de Fermín Canella y ver al 'Gallo' torear. Aquella noche, tras dos jornadas intesas en Asturias, partieron al palacio de Las Fraguas, en Cantabria, invitados por el conde de Santo Mauro, pero esa ya es otra historia. La de Covadonga, la nuestra, se conserva en postales para la historia en Madrid, en la sede de Recoletos de la Biblioteca Nacional.
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