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Javier Reverte
Javier Reverte, tras los pasos del hombre tranquilo

Javier Reverte, tras los pasos del hombre tranquilo

"Viajo con los mitos en la cabeza", dice el autor de 'Canta Irlanda', un periplo literario y musical en pos del alma irlandesa

MIGUEL LORENCI

Sábado, 3 de mayo 2014, 07:59

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Ficha

  • Título Canta Irlanda. Un viaje por la isla esmeralda.

  • Autor Javier Reverte .

  • Sello Plaza & Janés

  • Páginas 376 páginas

  • Precio 20,90 euros

«Me gusta viajar con los mitos en la cabeza. Si leo a Conrad, voy al Congo; si leo a Synge y Joyce, acabo en las islas de Arán y en Dublín». Palabra de Javier Reverte (Madrid, 1944), en cuyo mitológico altar hay un lugar preferente para 'El hombre tranquilo', legendaria cinta de John Ford y «la película de mi vida». Tanto que cuando decidió viajar a Irlanda se dirigió a Cong, el pintoresco pueblo donde John Ford rodó la historia protagonizada por John Wayne y Maureen O'Hara, «bellísima, de mucho carácter y que aún me tiene enamorado». Fue una de las etapas preferentes de su periplo por la verde Irlanda que ha dado pie al último libro del impenitente viajero, periodista y escritor: 'Canta Irlanda. Un viaje por la isla esmeralda' (Plaza & Janés). Llevado de su mitomanía, Reverte recorre la isla entre las brumas de sus leyendas, las melodías populares y la voz de sus laureados y muy queridos poetas y escritores. Vagabundea de pub en pub, reconfortado por pintas de espesa cerveza negra y la proverbial hospitalidad gaélica.

«Quería recuperar los mitos del alma irlandesa que enriquecen su literatura y su música» explica Reverte en el mayor pub Irlandés de Madrid, donde, Guinness en mano, se atreve a entonar algunas de esas canciones. Enseguida aparecen Molly Mallone, Jack Duggan, Ned Kelly, Danny Boy, la Spanish Lady o Peggy Gordon, personajes inmortalizados en las populares baladas irlandesas, que deambulan por las páginas de su libro «y que toda Irlanda canta cada noche».

Reverte pasó dos meses en la isla en 2004 y regresó en 2012. Instalado en Wesport, en el condado de Mayo donde también está Cong, encadenó viajes en automóvil, tren, autobús y ferry de Limerick a las islas de Arán. Fue entonces cuando sintió llegado el momento de poner negro sobre blanco las sensaciones emociones, y testimonios que cada noche anotaba en limpio y que dan pie a un texto que funde lirismo y aventura. «Es un viaje literario y musical en pos del alma irlandesa y tras la idea que tienen los irlandeses de sí mismos y su patria» insiste.

Recrea la peripecia algunos de los grandes escritores de la literatura universal nacidos en esta nebulosa y nostálgica isla de la cerveza y el whisky amparada por San Patricio: James Joyce, Samuel Beckett, William Yeats, Jonathan Swift, Oscar Wilde o George Bernard Shaw. También de otros menos universales pero no menos queridos, como Brendan Behan «para muchos un escritor con problemas del alcohol y para sí mismo un alcohólico con problemas de escritura». «Murió con 47 años, consumido por el alcohol, y fue despedido por una marea humana de 100.000 personas, tantos como a Michael Collins», el padre de la independencia irlandesa.

«Irlanda es el país con más escritores por metro cuadrado. Los irlandeses les adoran y son parte de su vida y su manera de ser. Tanto, que la creación está exenta de impuestos, toda una rareza en el mundo» destaca Reverte . A través del a menudo incomprensible 'Ulises' de Joyce «que mucho no han leído pero idolatran» recorre Dublín. También llevado de la poesía del tímido y abstemio Yeats «que nunca pisaba un pub», o de la genialidad de Samuel Beckett, «uno de los cuatro premios Nobel de un país de menos de cinco millones de habitantes».

Pub y tablaos

La música es el otro hilo conductor de 'Canta Irlanda'. Su autor recalaba cada noche en un pub. En todos se mantiene viva la costumbre de compartir cervezas e historias al son de canciones tradicionales como 'Molly Malone' o 'Finnegan's Wake'. «En la bandera de Irlanda no hay ni escudos, ni águilas ni leones; hay una lira, algo coherente con un país absolutamente musical» dice. "El espíritu del pub tiene bastante que ver con el del tablao flamenco; salvando las distancias, ambos son santuarios musicales y lugares para el encuentro en torno a una copa».

Reverte repasa también «la dramática historia de Irlanda», un pueblo castigado por guerras, hambrunas y emigración, «pero que mantiene su aliento optimista». Del bullicioso Dublín en el Bloomsday salta a Galway, las islas de Arán o Belfast, para retratar una isla caracterizada por la persistente lluvia, la magia de la bruma y el verdor de las praderas que mueren en el mar. Tanto como adora su literatura detesta Reverte «el extremismo de ciertas alas protestantes y católicas y su patriotismo exacerbado» responsables de la tensa situación política vivida durante décadas. «De haber sido escritor irlandés me habría marchado, como Wilde, Beckett y tantos otros. Me dan igual las patrias y allí se exalta en exceso» apunta.

«Los españoles somos bienvenidos en Iralanda. Siempre se nos ha acogido con cariño, quizá por compartir herencia católica, haber sido grandes enemigos de Inglaterra y protagonizar episodios como la llegada a sus costas de náufragos de La Armada Invencible». «La leyenda dice que en la zona costera occidental abundan los morenos con ojos oscuros, descendientes de aquellos marineros españoles derrotados y naufragados que hallaron amor y acogida en la isla».

Irlanda ha sido el penúltimo periplo de un viajero curioso que ha navegado el Índico, el Pacífico y el Atlántico, ha cruzado el Ártico, ha pisado la isla del Cabo de Hornos y al que aún le queda suela para mucha andadura. Javier Reverte ha descendido el Amazonas de su nacimiento hasta su desembocadura, ha recorrido el curso del Nilo, el Misisipí y el Yangtsé y ha remontado el río Congo siguiendo la ruta de Joseph Conrad en 'El corazón de las tinieblas'. Ha seguido los caminos literarios Homero -en la Grecia clásica- o Jack London -en el río Yukón- y se ha internado en las sabanas del Este de África. Ha cruzado el lago Victoria, el Tanganika y el Tana, y se ha acercado a pie hasta las orillas del Turkana. Vecino de Madrid, ha vivido en Londres, París, Lisboa, Nueva York y Roma, pero su mayor placer es «viajar para escribir».

Ha contado sus vivencias en libros de viajes como 'El sueño de África' (1996), 'Vagabundo en África' (1998) y 'Los caminos perdidos de África' (2002), que conforman su trilogía de África. Si bibliografía viajera se completa con 'Corazón de Ulises' (1999), 'El río de la desolación' (2004), 'La aventura de viajar' (2006), 'El río de la luz' (2009), 'En mares salvajes' (2011) y 'Colinas que arden, lagos de fuego' (2012).

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