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«Sigue contándola, Rafa»

benjamín lana

Viernes, 4 de julio 2014, 11:01

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Yo no sé muy bien en qué consiste el tránsito desde que tu corazón se para hasta que el metro de la vida te deja en la siguiente parada, se llame como se llame. Pero estoy tranquilo. Si existe alguna manera humana o sobrehumana de contarse, Rafa nos mandará una pieza en cuanto tenga cobertura. No sé si le habrán puesto un micrófono en la chaqueta -creo que le haría sentirse más seguro, como el magnum 44 a Harry el Sucio- o un boli bic, pero si hay una historia camino del más allá, ya estará pensando en la entradilla y en cómo soltarla.

Me imagino un arranque irónico y sin solemnidades pese a lo profundo del momento, contado con ese estilo suyo de cronista bien 'plantao' de suelas húmedas de albero, falsamente descreído y de vuelta de todo, con ese brillo en los ojos que se le prende a un periodista cuando cuenta algo que él sabe y los demás aún no. Dejando sitio, como hacía siempre, para que cada lector- oyente se sienta cómplice y libre para pensar lo que le dé la gana. Y dicho con la gracia de los de Rute y la precisión de los Omega.

Estoy seguro de todo lo que les digo porque así lo ha hecho desde que le conocí hasta hace unas horas cuando ha pedido el ordenador a Lidón, su ángel Lidón -todos los días a su vera durante estos tres malditos años desde que llegó el 'bicho'-, para escribir el artículo de Colpisa: «Tráemelo, anda que tengo que escribir».

Y se ha ido así, con las botas puestas, luchando hasta la última bala y hasta dejando escrito y publicado qué se siente y cómo se lucha contra la enfermedad. Todo con la determinación, la energía vital y la decisión -léase así la capacidad de discernir rápido qué había que hacer en cada momento- que le daba ese código de honor tan suyo de recuerdos de Protectorado y desierto del Sáhara. Espero que donde vaya tengan plaza, una buena localidad de sombra si no se ha llevado la gorra, y que desde el tendido siga mirando la faena de aquí abajo con el cariño y curiosidad que solía. Le vamos a echar de menos cuando las cosas vayan bien y sobre todo cuando algún toro enmorrillado nos mire fijo. Gracias, Rafa. Sigue contándola.

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