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M. ROJO
Jueves, 18 de septiembre 2014, 00:15
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Cree Antonio Bravo, extremeño de Santa Cruz de la Sierra que disfruta ya de su retiro en Benidorm abrazado a la literatura, pero que estuvo durante años dando clase de Lingüística e Inglés Antiguo en la Universidad de Oviedo, que «la poesía inteligible es la que mejor se queda en el alma, y también en el papel. Mucho mejor que la hermética y compleja». Bajo esa premisa, regresa a Asturias con su nuevo libro bajo el brazo -mañana viernes lo presenta en la Casa de Extremadura de Gijón, a las 19.30 horas-, el que suma ya su tercer poemario y lleva por título 'Et in Arcadia ego?', donde la Arcadia no es otra que su idealizada tierra extremeña, el lugar en el que dormitan los recuerdos de su infancia. A través de sus versos recorre la sierra, las calles de Santa Cruz, otea los campanarios poblados de cigüeñas y, como no podía ser de otra forma, viaja «al norte, siempre al norte», hacia donde le llevó el devenir de su profesión -que es su vida- para preñar su poesía de valles verdes, esforzados mineros y mares embravecidos. Y entre ambos puntos, el tren. Siempre el tren que, aliterando, como lo hacían los antiguos sajones en sus versos, le lleva de un sitio a otro. «Una hora tras otra,/ tras otra, otra hora,/ una sombra tras otra,/ y tras sombras, más sombras».
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