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«El gozo de un niño con la lectura es incluso mayor que el de un adulto»

La novelista afincada en Alemania reedita 'La acera rota', que configura trilogía junto a 'La primavera no reía' y 'Fortuny 53'

ALBERTO PIQUERO

Domingo, 21 de septiembre 2014, 01:36

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Mercedes Neuschäfer-Carlón (Oviedo, 1931), escritora, traductora y crítica literaria, acaba de ver reeditada en la editorial alemana Reclam, 'La acera rota', primera de las novelas que configuran la trilogía que se cierra con 'La primavera no reía' y 'Fortuny, 53. Residencia de señoritas'. Aquí expone con su habitual claridad sus opiniones sobre literatura y acerca de la necesidad de recordar nuestro pasado histórico, cuyo estudio considera que debería hacerse en los estudios de bachillerato.

¿Cómo se inició su carrera literaria y por qué eligió el género infantil y juvenil?

Como casi todo el mundo comencé escribiendo un par de poesías. Luego, ya profesora de español en la universidad alemana, algunos artículos de crítica literaria. Con el primer libro infantil que escribí, quise conseguir que los niños pasasen con gusto de leer sólo 'cómics' a leer ya una novelita. Por eso 'La cabaña abandonada', ese primer libro, tiene mucho diálogo, aventura, emoción. Pocas, en cambio, largas y aburridas descripciones. Tuvo éxito. Ganó, como manuscrito, el Premio AMADE, el más importante de literatura infantil entonces en España, en el que había quedado el año antes finalista otro original mío. 'La cabaña abandonada' la publicó Alfaguara, alcanzó siete ediciones y se tradujo al alemán. Y seguí por ese camino. Además, la literatura entonces para adultos, años setenta, no me convencía, era confusa, retorcida, llena de alusiones intertextuales... Vamos en general, un tostón.

¿La literatura infantil y juvenil todavía es observada con reticencia desde algunas tribunas?

Acaso consideren algunos la literatura infantil y juvenil como un género menor. Me importa un pepino. Yo la veo con grandes posibilidades y me parece bonita y necesaria. Pienso que el gozo de un niño leyendo un libro, que le interesa y gusta, es mayor que el del adulto y también mayor la influencia que éste puede tener en él. Además puede tratar con sencillez temas de interés general. Muchos adultos leen con gusto buenos libros de chicos. Un libro es bueno o malo, sea infantil, juvenil o de adultos.

No obstante, 'La acera rota', la novela que nos trae a esta entrevista, puede considerarse asimismo un libro para adultos...

Efectivamente, es una honra para mí que 'La acera rota' se publique con un estudio en la prestigiosa editorial alemana Reclam. Lo peculiar de este libro es el punto de vista desde el que está contada la historia. Su protagonista, una niña, va descubriendo con su mirada el mundo que la rodea y se ve confrontada con la guerra civil, que surge pronto en su vida y naturalmente juega un papel importante en ella.

Incorpora un nuevo prólogo. ¿Qué novedades añade?

El nuevo prólogo, con el título '¡PENSADLO!', va dirigido a los jóvenes de hoy con el deseo de que conozcan de forma equilibrada una parte muy importante de su reciente historia y que se den cuenta de que si una guerra es ya en sí algo terrible, una guerra civil lo es más aún. Y que no hubo 'buenos' solo en un bando y en el otro 'malos'. En ambos bandos hubo de todo.

¿Hasta qué punto retrata sus propias vivencias en ese periodo?

Sí que es un reflejo de mi propia infancia. Los pensamientos, preocupaciones, complejos, miedos y también las ilusiones y alegrías de Elena, su protagonista, que al comienzo tiene cuatro años y al final ocho, han sido míos. Y son también reales los hechos históricos que en la novela se cuentan. En esta última edición alemana además he puesto los nombres verdaderos de los lugares en que se desarrolla: Monte Naranco, calle Uría, plaza de la Escandalera, calle San Francisco, Iglesia de San Juan...

En algunas páginas se asoma la importancia de la iglesia católica en aquel tiempo. ¿Cuál fue su dimensión?

¡Ay, sí, la influencia del catolicismo entonces era tremenda! Yo pasé mi infancia sobrecogida por los miedos inculcados. El día de mi Primera Comunión, que se cuenta en el capítulo '¡Qué día más feliz!', fue el más triste y preocupante de mi vida. Cuando lo escribí, cuarenta años más tarde, temblaba y sudaba todavía con el recuerdo. Pero no confundamos el catolicismo de entonces con la doctrina de Cristo; que, para mí, es maravillosa. Gracias a Dios desde Juan XXIII el catolicismo ha cambiado. Ya no es la religión del miedo. Así lo proclama también Francisco, el nuevo Papa. Pero... antes con el miedo las iglesias estaban llenas y ahora...

Intenta, por otro lado, buscar claves del desencadenamiento de la guerra desde su punto de vista...

Sí, en la novela se ve en la familia obrera vecina el bien justificado descontento social y la falta de posibilidades para sus hijos; también, el odio a la iglesia, a la que se reprochaba que estuviera al servicio de los ricos. Y este odio hizo que en los finales de la República se mataran frailes y curas, se quemaran iglesias... Cosas, sin duda, nada bonitas. Ante tal desbarajuste, el ejército se alzó contra la legalidad republicana y se armó la que se armó. Te diré: el general Aranda, gobernador militar de Oviedo, aunque republicano, se declaró a favor de los sublevados. Lo decidió así temiendo las terribles venganzas de las izquierdas cargadas de odio tras la cruel represión de la revolución del 34.

El padre de Elena, la protagonista, sufre la represalia de los vencedores tras la guerra. ¿Es un personaje fruto de una licencia literaria o guarda relación con el progenitor de la autora, de usted?

No es licencia imaginativa, es cierto que mi padre era profesor en la Universidad de Oviedo, de Derecho Romano y Filosofía del Derecho. Y que después de la guerra no pudo ya ejercer. Ya en Gijón, seguía leyendo libros de Filosofía y de Derecho, probablemente con la secreta esperanza de volver a enseñar un día, cuando 'las cosas cambiaran'. Falleció en 1958 sin cumplir su sueño. Como tantos...

Ha reivindicado que su obra ofrece una panorámica de aquella época diferente a la mayoría de las que han abordado la guerra civil. ¿En qué sentido?

La diferencia con otras obras, que abordan el tema de nuestra desgraciada guerra civil, está en la mirada auténtica sobre lo sucedido. Gehard Schewe, de la Academia de la Lengua de Berlín, lo ha escrito así: «El gran logro de 'La acera rota' está sobre todo en la extraordinaria forma de conseguir que el lector se coloque en la psicología de la protagonista, haciéndole sentir de manera tan creíble cómo la niña va experimentando su mundo natural y social y cómo ello influye en su sensibilidad y manera de valorar. El libro está muy lejos de una pintura blanco/negro y también de todo juicio que divida en bueno/malo, según la posición política del autor».

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