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M. MORÁN
Miércoles, 24 de septiembre 2014, 00:21
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Hay golpes en la vida que desatan pasiones ocultas tras la rutina. Para la donostiarra Rosa Nuñez Villanueva, la sacudida la produjo la grave enfermedad de su hija. La consecuencia de aquel terromoto emocional fue presentada ayer en el Ateneo Jovellanos. 'El orgullo tiene voz', su primer libro, que calificó en un acto en el que participó Virginia Álvarez-Buylla como «una terapia que me ayudó a sobrevivir».
La obra que dedica a su hija enferma Aroa es un relato intenso e intimista escrito a pie de cama, mientras «los médicos me comunicaban situaciones que no llegaba a comprender». Cinco años después, la protagonista de la novela es una joven de 21 años que estudia medicina en Oviedo a la que la enfermedad ha dejado unas secuelas importantes. «Sufre dolores permanentes y muchos problemas de movilidad y todo producido por una garrapata en un campamento solidario en Lituania», señalaba ayer en la presentación.
Nuñez, que empezó en el mundo de la investigación antes de dedicarse a la enseñanza, siempre escribió «por necesidad, aunque nunca llegase a publicar. Todo lo que plasmas por escrito permanece», dijo. En las páginas publicadas por la editorial Sahats desgrana sus pensamientos a medida que le llegan, a borbotones, de un modo entre impulsivo y pasional. «La historia es una historia escrita por mujeres (su hija firma el epílogo y el prólogo) y para todo el mundo, pero que entenderán mejor estas poque tenemos una sensibilidad especial para ciertas cosas», señaló la autora.
Tras este primer acercamiento a la literatura, prepara una segunda novela, en la que le «gusta jugar con las palabras» y en la que profundiza en todas aquellas viviencias que la marcaron.
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