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Ricardo Menéndez Salmón, ganador del Premio Biblioteca Breve con ‘El Sistema’.
Menéndez Salmón dibuja un 'tiempo poshumano'

Menéndez Salmón dibuja un 'tiempo poshumano'

El escritor, ganador del Premio Biblioteca Breve con la novela 'El Sistema', indaga en la exclusión y la identidad

Antonio Paniagua

Domingo, 6 de marzo 2016, 07:29

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Ricardo Menéndez Salmón, ganador del Premio Biblioteca Breve por su novela El Sistema, ha ubicado su relato en un tiempo poshumano, en un futuro no muy lejano, para contar una novela distópica que aborda el asunto de la exclusión y otras cuestiones de la contemporaneidad. Menéndez Salmón indaga en la naturaleza del mal, para lo que se sirve de una ficción que recrea un mundo convertido en un archipiélago que está dividido por dos fuerzas, los Propios, pobladores de esas islas, y los Ajenos, extrañas a esa realidad y que son producto de la marginalidad. Los Ajenos son expulsados de ese hábitat por razones económicas e ideológicas. Detrás de esta historia palpitan los avatares de la crisis griega y ciertos acontecimientos que conforman la reciente historia española.

"Lo ocurrido con Grecia sucedía tan rápido que cualquier intento de realidad me condenaba al fracaso", arguye el novelista, que ha creado un artefacto literario que permite al lector interrogarse sobre la identidad y el miedo al otro.

En una sociedad en que los hechos suceden de forma velocísima, la realidad se impone de forma urgente. Por eso a la hora de narrar, el escritor tuvo que buscar escenarios irreales para poner distancia, dado que los hechos narrados podían parecerse demasiado a la realidad y perder fuerza novelesca.

El autor admite la influencia de autores que han reflexionado sobre la realidad presente, como J.G. Ballard y Houellebecq, y otros que han hecho de la ciencia ficción el meollo de sus obras, cual es el caso de Aldous Huxley, George Orwell o Stanislaw Lem.

La novela escudriña la aparente contradicción de que el avance científico y técnico no depara al individuo más felicidad. Pese a que el progreso material ha avanzado de forma exponencial, el autor entiende que la pérdida de la capacidad de sorpresa ha hecho del hombre un ser frío y saturado de estímulos, lo que le incapacita para el deseo.

El escenario de las islas adquiere un gran poder simbólico hasta convertirse en un personaje más de la novela. Para el escritor, lo insular tiene un papel ambivalente: por un lado confiere un sentimiento de protección, pero, como al mar no se pueden poner puertas, también es un coladero de amenazas. El mar es promesa y es temor, es ese lugar del que llega siempre algo", dice. Reino Unido es un ejemplo ilustrativo de cómo opera una isla y cómo la geografía acciona resortes insospechados en la conducta humana. Para Menéndez Salmón, en Gran Bretaña "todos aquellos propósitos loables de finales de los setenta y principios de los ochenta están experimentando una involución".

El escritor apela a un lector rebelde y exigente, que dude y dialogue con el propio texto. A su entender, la literatura es una forma de conocimiento: construye un relato coherente de la realidad y, en consecuencia, es un lugar de trascendencia para la vida del hombre. La literatura ha de permitir el ejercicio de la conciencia crítica y ser un lugar de resistencia. "La gran literatura ha sido siempre una mala noticia para las distintas formas del control social", apostilla.

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