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Canek Sánchez Guevara, escritor y nieto del 'Che' Guevara.
Una voz crítica para el legado del 'Che'

Una voz crítica para el legado del 'Che'

Canek Sánchez Guevara, nieto del guerrillero argentino, retrata en '33 revoluciones' el transcurrir anodino del régimen heredero de la Revolución Cubana

josé manuel andrés

Domingo, 20 de noviembre 2016, 00:27

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Como si se tratara de una grabación en vinilo de 33 revoluciones por minuto, la vida gira en constante sucesión y de manera anodina en la Cuba actual, solo alterada por el ritmo de la intensa cultura caribeña. De esta manera presenta en su obra póstuma Canek Sánchez Guevara, nieto del 'Che' Guevara -guerrillero argentino y protagonista de excepción de la Revolución Cubana de 1959- el transcurrir de los acontecimientos en un mundo que languidece bajo la burocratización y opresión de un régimen anquilosado en su orgulloso pasado de lucha revolucionaria.

A medio camino entre los seguidores del castrismo y los disidentes cubanos en Miami, Sánchez Guevara, que falleció en 2015 en México tras una intervención cardíaca, traza un lienzo aderezado por la crítica, el absurdo y la emoción en torno a la vida de un gris funcionario que hastiado por un inconformismo incompatible con el régimen, navega a través del nihilismo buscando una salida entre los doce millones de discos rayados que lo rodean en una isla asfixiante.

'33 revoluciones', que acaba de llegar a España de la mano de la editorial Alfaguara, no solo es el grito desesperado de socorro de un escritor ante la falta de horizontes y libertades, sino también un ejercicio de lucha contra la poderosa carga de determinismo genético que encierra el hecho de ser descendiente del guerrillero más popular del siglo XX. Ante este condicionante se revela un autor que vivió de manera intensa, murió joven y mantuvo siempre una distancia prudencial respecto al mito de su abuelo.

Criado en una familia vinculada al sentimiento revolucionario e hijo de Hilda -la hija mayor del 'Che' Guevara- y Alberto Sánchez, un revolucionario mexicano, Sánchez Guevara pasó su infancia a medio camino entre Italia, México y España, pero fue a su llegada a Cuba con 12 años cuando descubrió una realidad diferente a la imaginada, marcada por el agotamiento de la utopía. Corría el año 1986 y en la tan lejana y a la vez cercana Unión Soviética Mijaíl Gorbachov ponía en marcha su Perestroika, un proceso aperturista que acabaría con el colapso de la URSS en 1991 y la aparición de una realidad global que aisló a la isla caribeña en el tiempo.

La crisis de los balseros

En su amada y odiada Cuba sería testigo directo de la crisis de los balseros, un acontecimiento que sacudió los cimientos del castrismo en 1994 y que acabó con la huida de más de 35.000 cubanos hacia las costas de Estados Unidos en busca del sueño americano y con la muerte de un número incalculable de frustrados compatriotas entre viejos neumáticos, planchas de madera, bidones y velas hechas de sábanas rotas sumidas en el torbellino insaciable del estrecho de Florida cual vinilo de 33 revoluciones.

Rodeado de librepensadores, poetas, diseñadores, cantautores y crápulas variopintos, Sánchez Guevara conoció en profundidad los vericuetos de la noche habanera que durante más de una década pulió con cuidado para elaborar la narración más próxima al mundo contracultural cubano actual que se recuerda. Una sucesión de relatos con aroma a ron Bocoy, "7 años con soda" y tabaco habano que profundizan en la vida de la isla mucho más allá de las desvencijadas calles del malecón, los vehículos Lada rusos y los recuerdos para turistas con la imagen de su célebre abuelo convertida en fetiche.

En Cuba, escenario hace más de medio siglo del triunfo revolucionario, no corren buenos tiempos para el pensamiento contestatario. Por ello, resulta todo un soplo de aire fresco la breve pero intensa revolución literaria liderada por el nieto del más célebre de los rebeldes.

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