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Miguel Rojo, acompañado de la escritora Laura Castañón.
«La condición humana no ha cambiado desde los tiempos de Medea»

«La condición humana no ha cambiado desde los tiempos de Medea»

El escritor Miguel Rojo presentó de la mano de Laura Castañón su última novela, 'Siempre estaré a tu lado'

PABLO A. MARÍN ESTRADA

Viernes, 17 de febrero 2017, 01:42

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«Por desgracia, no ha cambiado tanto la condición humana desde que Eurípides escribió Medea», con esta reflexión quiso resumir el escritor y colaborador del diario EL COMERCIO Miguel Rojo (Tineo, 1957), el estado de ánimo moral con el que afrontó la escritura de su novela 'Siempre estaré a tu lado' (Carena), que ayer presentó en la librería La Buena Letra de la mano de la novelista Laura Castañón y dentro del Aula de Cultura del periódico.

El relato de Rojo narra la huida de un padre con su hijo menor, al que secuestra como venganza hacia la madre del niño por un divorcio que no acepta. «Es una historia de cruce de fronteras -afirmó la presentadora-, no sólo porque el protagonista pasa la de Francia en su huida, sino también la que separa el bien y el mal, la víctima del victimario». La escritora elogió la manera de presentar y describir a los protagonistas : «Al padre, que se define a través de sus omisiones, de lo que no dice», y a su ex esposa, Ara, ausente del relato y «cuya psicología se reconstruye como un puzzle». Castañón vio en la imagen del niño, agarrado a la cintura de su padre en la moto con la que huyen en medio de la noche como la estampa misma de la venganza dictada por Medea, la cita con la que se abre el relato. «Jamás dejaré mis hijos a mis enemigos para que los ultrajen».

En su turno el propio autor de la novela tomó el guante que Laura Castañón había dejado sobre la mesa acerca de las fuentes en las que se inspiraban los escritores para contar que «el disparo inicial de la historia surgió tras ver en un telediario la noticia de un padre belga que había secuestrado a sus hijas para vengarse de su mujer». En realidad el interés por la historia llegó -confesó Rojo -«cuando salieron varias vecinas suyas subrayando el amor que el secuestrador siempre había mostrado por sus hijas, que lo adoraban... ahí estaba el chispazo: ¿qué había dentro de la cabeza de este padre para actuar así?».

En su novela quiso formularse idénticas interrogaciones: «¿Qué puede llevar a una persona a cometer un acto tan incomprensible y con el que se va a causar tanto dolor: a su hijo, a su ex, a sí mismo?». Para el escritor, la única manera de intentar responder a estas cuestiones era introducirse en el personaje protagonista desde la técnica de la primera persona: «Le puse un micrófono en el corazón, quería entrar en su psicología y fue lo más difícil del proceso de escritura». Rojo reconoció que narrar en primera persona una historia como ésta tenía sus riesgos: «Los malos lectores pueden llegar a pensar que las opiniones del personaje coinciden con las del autor», aún así confió en el criterio de quienes abran su novela, un libro en el que manifestó haber puesto «mucho amor y mucho trabajo».

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