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Juan Manuel de Prada, ayer en la Universidad.
De Prada: «Cine y literatura persiguen fines distintos»

De Prada: «Cine y literatura persiguen fines distintos»

El novelista habló en la Universidad sobre la convivencia «no muy halagüeña» entre libros y séptimo arte, invitado por la Cátedra Alarcos

PABLO A. MARÍN ESTRADA

Miércoles, 10 de mayo 2017, 00:07

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'Cine y literatura. Dos y mal avenidos' fue el sugerente título que el escritor Juan Manuel de Prada pronunció ayer en el Aula Magna de la Universidad de Oviedo, invitado por la Cátedra Emilio Alarcos. Presentado por la viuda del eminente gramático como un escritor que, a pesar de hallarse aún en el medio del camino dantiano, es «todo un clásico a estas tempranas alturas de la vida» y «Quijote enérgico y lúcido, refractario a los sectarismos», el novelista no defraudó las expectativas del numeroso público que acudió a escucharle.

En el papel de introductor al conferenciante, el crítico y colaborador de EL COMERCIO José Luis García Martín definió a De Prada con tres palabras: laboriosidad, fidelidad, y gracia: «Es laborioso por el esfuerzo y las horas que dedica a escribir y reescribir cada página, fiel a unos principios, cumpliendo con aquello de 'lo que más te censuren defiéndelo porque eso es lo que tú eres' y dotado de una gracia, en sentido teológico: un don, que en su caso es el de la prosa», afirmó.

Juan Manuel de Prada agradeció los elogios de su «amado enemigo» -como calificó a García Martín- y entró de lleno en el tema: «A simple vista, cine y literatura están muy próximos y cuando leemos un libro que nos gusta tendemos a verlo convertido en película y a que sea uno de nuestros directores predilectos quien la lleve a la pantalla». Pero la realidad no siempre se corresponder con esa pretensión del lector cinéfilo y el resultado suele ser «que nos veamos defraudados en la adaptación porque la hemos imaginado de otra manera». Es la consecuencia de que «cine y literatura persiguen fines muy distintos».

A la divergencia de objetivos estéticos de ambas artes dedicó buena parte de su conferencia el autor de 'Mirlo blanco, cisne negro' y puso abundantes ejemplos recurriendo a la historia del séptimo arte desde sus inicios: «Comenzó siendo una especie de teatro filmado hasta la llegada de Griffith, el padre del cine moderno, que incorpora recursos narrativos tomados de la literatura». De Prada recordó también la atracción por el lenguaje cinematográfico de los surrealistas, que incorporaron a este «la poesía y las asociaciones metafóricas de los sueños» y cómo igualmente se sintieron tentados a aportar su talento al nuevo arte escritores como Alberti o Edgar Neville (por circunscribirse a la tradición española).

Los objetivos obtenidos en ese trasvase de lenguajes no fueron, a juicio del novelista, «excesivamente afortunados y la razón es que cine y literatura trabajan con materiales muy diversos y en ocasiones antagónicos».

El lugar común de que una imagen vale más que mil palabras esconde, según De Prada, «algo más que una falsa verdad, ya que el cine se sirve de las imágenes para conmover nuestra sensibilidad y la literatura apela con la palabra al intelecto». Ello explicaría el hecho de que «no existan obras maestras del cine basada en obras maestras literarias y que, en cambio, relatos mediocres hayan servido de esqueleto a grandes películas».

Trasladado a la realidad presente, Juan Manuel de Prada manifestó su inquietud porque «hoy abunden los escritores que intentan tomar del cine el lenguaje, los recursos o los temas con la pretensión de alcanzar a un público mayor», algo que, según el novelista, «ha empobrecido la literatura».

«El saldo de este siglo y cuarto de convivencia entre las dos artes no es muy halagüeño», concluía.

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