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Juan Goytisolo, fotografiado en la Biblioteca Nacional dos días antes de recibir el Premio Cervantes de manos de los Reyes en 2015 (abajo). «Las razones para indignarse son múltiples y el escritor no puede ignorarlas sin traicionarse a sí mismo», leyó en su discurso al recoger el galardón, que cerró con un «digamos bien alto que podemos».
Adiós a Juan Goytisolo, el nómada disidente

Adiós a Juan Goytisolo, el nómada disidente

El escritor barcelonés, ganador del Cervantes por una obra crítica y radical y eterno candidato al Premio Princesa, fallece a los 86 años en Marruecos

MIGUEL LORENCI

Lunes, 5 de junio 2017, 01:32

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La voz radical y crítica de Juan Goytisolo, escritor nómada y disidente y eterno candidato al Premio Príncipe de Asturias de las Letras, hoy Princesa, se apagó para siempre en la misma ciudad de Marrakech en la que eligió transterrarse. Murió ayer con 86 años, dos después de ser reconocido como uno de los grandes narradores de su tiempo con el Premio Cervantes tras toda una vida nadando y narrando contra corriente. 'Rara avis' de nuestras letras, «anómalo como todo creador», según su propia definición, este gran y extrañado heterodoxo de la literatura en español se instaló por voluntad propia en la «nacionalidad cervantina». En la estirpe del creador del Quijote que, según él, «fecundó la totalidad de la novela europea».

Murió Goytisolo «por causas naturales» en su propia casa, en la medina de Marrakech y acompañado por los suyos -«mi tribu», llamaba a la familia Abdelhadi-. Tras una fractura de cadera su salud se había deteriorado en los últimos meses y se movía en silla de ruedas. Dejó dispuesto que no quería descansar en un cementerio católico y que sus restos permanecieran en Marruecos. Recibirán así sepultura en los próximos días en el cementerio civil de Larache, según acordó su familia, el mismo lugar en el que está enterrado su admirado Jean Genet.

Autor de medio centenar de títulos, transitó por la novela, el ensayo, la literatura de viajes, el cuento y las memorias en una obra cuyo denominador común es el compromiso y la libertad. El legado del iconoclasta narrador y ensayista es una obra exigente, arriesgada e independiente, con títulos legendarios como 'Campos de Níjar', 'Señas de identidad', 'Juan sin tierra', 'Reivindicación del Conde don Julián' o 'Coto Vedado', un duro y exigente autorretrato en el que afrontó sin tapujos su homosexualidad y que completó con 'En los reinos de Taifa'.

Paradigma de la incorrección política y la disidencia -el único ganador del Cervantes que se negó a vestir de chaqué-, fue un látigo contra los peores vicios del poder y la sumisión ideológica. «No hay corrección política. Como las fantasías sexuales de cada cual, que no tienen que pasar por ninguna corrección», decía Goytisolo, considerado por otro Cervantes, Carlos Fuentes, como «uno de los mejores escritores del mundo». Dijo en 2001 que no aceptaría distinciones como el Cervantes o el Príncipe de Asturias. Pero no cumplió su palabra. Ni rechazó el Nacional de las Letras en 2008, ni rechazaría luego el más alto premio institucional, que dedicó a sus vecinos de la medina.

Tender puentes

Juan Goytisolo Gay nació en Barcelona en 1931 en una familia vasco-cubana. Hermano de los también escritores Luis -narrador y académico- y José Agustín -poeta fallecido en 1999-, estudió Derecho en la Universidad de Barcelona. La muerte de su madre, Julia Gay, en un bombardeo franquista en 1938, marcó su infancia. Su variada y singular obra arrancó en 1954 con 'Juegos de manos', finalista del Premio Nadal y que sería prohibida por la censura franquista. Seguirían títulos como 'La resaca' o 'Campos de Níjar', su descarnada e implacable descripción de la miseria en Almería que le granjeó el nombramiento de 'persona non grata', compensada años después con su nombramiento como hijo predilecto.

Optó por instalarse en París en 1956 para huir de la grisura y la opresión del franquismo. En la capital francesa estuvo hasta 1969 y trabajó como asesor literario de la editorial Gallimard. Se casaría con la novelista y guionista Monique Lange en 1978, alma gemela y puente para introducir en Francia a la generación rebelde y censurada de los resistentes ibéricos. Lúcido interlocutor entre la cultura europea e islámica, jamás se apearía de su excéntrica posición intelectual y de tender puentes sobre el Mediterráneo y el Atlántico. Conocedor y estudioso del mundo árabe -llegó a Marrakech en 1976 para estudiar el árabe dialectal-, con sus artículos, ensayos y series de televisión dio a conocer su realidad a Europa. Abominaba «de cualquier nacionalismo, sea árabe, catalán, español, vasco o gallego» y juzgaba «viciado» el debate soberanista en Cataluña. Nunca dejó de reclamar una «transición cultural» en España que debía, a su juicio, haber acompañado a la política.

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