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La felicidad en las pequeñas cosas

La felicidad en las pequeñas cosas

Raquel Lagartos y Julio César Iglesias publican su segunda novela gráfica: 'La hierba del estío'»

A. V.

OVIEDO.

Domingo, 17 de junio 2018, 00:31

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A finales de la época de Edo (1603-1869), cuando Japón ya conocía el poder ruso, inglés y americano y China dejaba de ser el centro del mundo, la hegemonía samurái comenzaba a declinar. Y a ese justo momento traslada al lector 'La hierba del estío', la última novela gráfica firmada por Raquel Lagartos y Julio César Iglesias, que cuenta la postrera batalla de Araki Sanosuke, un samurái que se alquila al mejor postor y que aparece herido y desorientado en los bosques que rodean una pequeña aldea tras librar un cruento combate y vagar sin rumbo por los caminos.

Allí le rescata un grupo de campesinos que, sin pretenderlo, se ven atrapados en medio de la historia de muerte y venganza que le persigue. Y, a pesar de que el samurái solo quiere recuperarse de sus heridas y volver a combatir, poco a poco descubre la belleza de aquel pueblo, que se prepara para la cosecha de arroz, y en la dura existencia de los campesinos encuentra una nobleza desconocida que le hace recordar una vida más feliz largo tiempo olvidada.

«Comparte los ritos de la aldea, sus alegrías y pesares, y, por un instante en su vida, se pregunta si eligió el camino correcto. Si tiene algún sentido seguir luchando», cuenta la ilustradora y licenciada en Matemáticas Raquel Lagartos sobre una historia que, fundamentalmente, está dedicada a la belleza de las pequeñas cosas y ambientada en un país, Japón, que tanto a ella como al historiador y guionista Julio César Iglesias les apasiona «académica y vitalmente». Siguiendo esa pasión, ambos se sumergieron en un intenso trabajo de documentación sobre la vida material y simbólica en un enclave rural japonés, especialmente en lo que se refiere a los ciclos de la cosecha del arroz y sus ritos asociados. «En particular fue importante -y gratificante- revisar la batalla del campesinado nipón contra las plagas de insectos y sus soluciones, tanto las religiosas como las novedosas técnicas químicas», explica Iglesias, que cita entre sus influencias a varios autores japoneses de cómic como Urasawa o Tezuka. «Aunque, en el caso de 'La hierba del estío', tenemos que referirnos forzosamente a Jiro Taniguchi, autor de algunos de los mejores cómics de la historia, como 'El almanaque de mi padre' o 'El gourmet solitario'». Y es que Taniguchi murió cuando estaban barajando historias, y, finalmente, se decantaron por esta «como homenaje a uno de los grandes de la narración gráfica». Así, poco tiene que ver este trabajo con la primera y exitosa obra conjunta de esta pareja de creadores ovetenses, 'Mary Shelley: la muerte del monstruo' (Diábolo), desde el punto de vista formal, ya que 'La hierba del estío' es una historia más contemplativa, que encaja en el género del 'slice of life' o el costumbrismo rural.

«Y, sin embargo» -añade este tándem-, «no es una ruptura, porque en ambas queríamos explorar la vida interior de un personaje en un momento límite». Y, en suma, «contar una historia universal, reflejando ese momento crucial en la vida de cualquier persona en el que se pregunta qué significa realmente ser feliz».

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