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Joaquín Sabina, anoche en el concierto que ofreció en Madrid.
Y sin embargo Sabina

Y sin embargo Sabina

Esta vez sí, el músico de Úbeda ofreció un completo y largo concierto en Madrid ante más de 10.000 espectadores entregados después de que el pasado sábado abandonara precipitadamente este mismo escenario por un "ataque de pánico"

Lucía Palacios

Miércoles, 17 de diciembre 2014, 00:53

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No faltó nadie a la cita. Ni Sabina, más que recuperado de su 'Pastora Soler' del pasado sábado, ni Pancho Varona, ni 'la Magdalena', ni los más de 10.000 espectadores que abarrotaron las gradas del antiguo Palacio de Deportes de Madrid (rebautizado como Barclaycard Center). Ah, ni faltó tampoco algo que está muy de moda últimamente: una petición matrimonial en directo, que introdujo el propio Sabina bromeando que no entendía por qué se querían casar, pero dándoles la oportunidad de que se prometieran como era su deseo- en este concierto.

'Yo me bajo en Atocha' fue el comienzo de una noche muy muy especial, marcada por el morbo de saber si el cantautor iba a lograr superar el "ataque de pánico escénico" que confesó haber sufrido el pasado sábado en este mismo escenario y que le obligó a finalizar con antelación su primer concierto en cinco años en la capital española.

"En una noche como hoy, decir gracias es poco decirles". Con estas primeras palabras, el artista de Úbeda se metió al público en el bolsillo, un público que ya venía dispuesto a 'perdonarle' cualquier contratiempo que tuviera, porque Sabina siempre será Sabina. "Estos días he recibido tanta solidaridad, tantas complicidades, que por un lado me han conmovido hasta los huesos y las lágrimas, y, por otro, esa fantasía de saber qué pasaría en el entierro de uno... la he vivido yo", dijo entre la emoción y el sarcasmo que le caracteriza. Los espectadores volvieron a responder con sonoros aplausos y gritos de ánimo al cantautor.

"Desoyendo negros presagios, lo que quiero es dar para ustedes el mejor concierto de nuestra vida" Y, sin más, comenzó a tocar la guitarra con los acordes de otra de sus grandes piezas: 'Ahora que' que sirvió para reafirmarse en que "ahora que estoy más vivo de lo que estoy".

Entre pieza y pieza, Sabina iba hablando a su público, explicando las razones para retomar, quince años después, su disco '19 días y 500 noches' con esta gira que lleva por nombre '500 noches para una crisis'. En casa de unos amigos argentinos, comenzó a sonar este trabajo, para disgusto del cantante, puesto que "en mi casa nunca se escuchan discos míos porque me gusta la buena música". Pero con dos whiskys, Sabina pensaba que el disco "no estaba tan mal". Y cuando cayó ya el tercero, se dio cuenta de que "las canciones habían envejecido como los viejos verdes, moderadamente bien". Una reflexión que los espectadores, entre los que se encontraban ilustres amigos del cantautor como Joan Manuel Serrat, Víctor Manuel y Ana Belén o Jorge Drexler, pudieron afirmar como cierta, puesto que esas viejas glorias como 'Barbie Superstar', 'Mueve tus caderas', 'Cerrado por derribo', 'Noches de boda', 'Y nos dieron las 10' e incluso un tema inédito, 'Mater España', desde luego no quedarán "donde habita el olvido".

Efectivamente, muchas cosas han cambiado desde hace quince años. Y más para Sabina, que confesó anoche con humildad que no era el mismo a sus "cincuenta y quince" años, tras sufrir un ictus, abandonar los bares, dejar "determinadas sustancias no especialmente recomendadas para la juventud pero que dan mucha risa", "dejar a los músicos porque corría mucho las drogas para irse con los poetas" y darse cuenta de que "eran muy borrachos", enamorarse y desenamorarse, y "lo que es peor: dejar de tocar las puertas de las Magdalenas".

Pero este Sabina menos golfo,más sereno y maduro, sigue siendo mucho Sabina y esta vez sí regaló al público, tras dos horas de emocionado concierto, otra media de bises, unos bises que arrancaron con la interpretación por parte del gran Pancho Varona de 'Conductores suicidas, para seguir con el aclamado 'Y sin embargo te quiero', la magia de 'Aves de paso' o la inolvidable 'Princesa'. Todo ello para cerrar una noche que tardará en olvidarse Adivínenlo: más de 19 días y 500 noches.

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