Borrar
Carminho, durante la entrevista.
Carminho: «Siempre vuelvo a las Casas de Fado»

Carminho: «Siempre vuelvo a las Casas de Fado»

Los artistas internacionales caen rendidos a los pies de la joven lisboeta y entre sus seguidores cuenta incluso con los Reyes de España. Su tercer disco, 'Canto', la reafirma como la revelación internacional de los últimos años

Rosario González

Sábado, 21 de marzo 2015, 07:32

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

A Carminho el fado le acompañó desde la cuna. Hija de la fadista Teresa Siqueira, la infancia de esta joven lisboeta tuvo como banda sonora la voz de Amália Rodrigues o Lucília do Carmo. Un proceso que la llevó a interpretar ella misma desde muy joven la expresión por excelencia de la música portuguesa, aunque no fue hasta 2009 cuando decidió grabar su primer disco y hacer la maleta para redescubrir al mundo la emoción de la saudade portuguesa. Con 'Fado', su debut musical, obtuvo el disco de platino en Portugal y se hizo escuchar en España y Brasil, mercados que acogieron con igual entusiasmo su segundo trabajo, 'Alma'.

La fuerza con la que es capaz de atraer a diferentes artistas a su causa alcanza a también a un público heterogénero entre el que se encuentran los propios Reyes de España, como quedó patente con la presencia de Doña Letizia en el concierto que Carminho ofreció en el Teatro Price de Madrid en 2012. La todavía princesa incluso se acercó al camerino para felicitar a la artista por la actuación. Más recientemente, se ha podido ver a Carminho conversando con Don Juan Carlos en el festival 'Iberian Suite' celebrado en el Kennedy Center en Washington. "Estaba en la mesa de al lado y me recordó una historia de mi infancia, cuando en casa de mis abuelos veía las tarjetas de felicitación navideña de la Casa Real porque era amigo de mi bisabuelo", explica Carminho, que presenta estos días en Madrid su nuevo disco. "Me acerqué para presentarme y contarle la historia y él se dirigió a mí en un portugués perfecto -se asombra la intérprete-, fue muy amable conmigo y un detalle más que me llevo de este país que me recibe siempre con los brazos abiertos", recuerda Carminho, que se dio a conocer en España en 2011 de la mano del malagueño Pablo Alborán -un "flechazo meteórico"-, con quien colaboró reeditando el tema 'Perdóname'.

De vuelta a las Casas de Fado

En 'Canto', Carminho ha contado con su productor habitual y también marido, el músico Diogo Clemente, otro de los rostros de esa nueva generación de artistas que permiten al fado vivir una segunda edad de oro. Junto a él ha ideado un disco que define como el resultado de "un viaje" que le ha proporcionado "inspiración", "crecimiento" y le ha sevido para redescubrirse como artista. "No vengo solo del fado, mi inspiración mayor, sino de otros estilos musicales tradicionales portugueses que son parte de mi historia y que he descubierto fuertemente arraigados dentro de mí. Diogo ha sabido traducir este universo que es el mío, que es cada vez más la traducción de lo que soy, de mis elecciones poéticas y musicales". El trabajo de introspección resultó en la inclusión de dos producciones propias en el disco, una inspirada en el fado tradicional y otra en la música popular portuguesa, además de un poema que decidieron incluir musicado. "Más que una cantante me considero una intérprete, interpretar música, canciones, poemas, melodías, cantar con Diogo, dejarme influenciar. Es un álbum muy espontáneo y muy natural y es importante porque huyo de la maquinización musical".

Asume con naturalidad la responsabilidad que supone convertirse en representante a nivel internacional de una música con la inmensidad del fado. "He nacido con ello, por lo que el lenguaje está en mí y cuando canto fado es de una forma tradicional; es tan propio, tan mío que me siento libre para interpretar otras canciones, para elevar mi forma de cantar a otros estilos, pero el fado es el fado y no tengo la pretensión de cambiarlo", afirma Carminho, que reconoce que siempre termina por sentir la "necesidad de volver a las Casas de Fado para tomar la energía de la fuente y después salir al mundo a cantar una música que todo el mundo quiere escuchar".

Razón de más para respetar profundamente el papel de los puristas, "el asta de la bandera que está clavada en la tierra, que nos guía y nos fija", define la artista. "Pero después la bandera puede volar; yo me siento la bandera porque estoy fijada con ellos y no estoy volando sin sentido, estoy segura de mi raíz, de mi dignidad", explica. Carminho defiende un fado que, como el flamenco, es "una lengua viva", "transversal al mundo y al tiempo" y que "sigue contando las historias del mundo de hoy". "Es una interpretación de las cosas sencillas del mundo, de la naturaleza, de las personas, de los amores, de las 'saudades'", señala Carminho, y se lanza a explicar que se trata de una palabra sin traducción. "No es morriña, no es nostalgia, es la falta de algo que no sabes qué es, que no has conocido y que sabes que no va a volver; a veces es pesada, a veces es suave... El fado fue a dar con la única palabra que no se traduce, para que nadie sepa explicarlo".

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios