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Miles de personas jalearon a Calle 13.
Furia en la Calle 13

Furia en la Calle 13

Llenazo en el recinto para el concierto de la banda portorriqueña

P. A. MARÍN ESTRADA

Viernes, 3 de julio 2015, 01:12

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Tras una edición al comienzo del verano pasado que desanimada por los días lluviosos no logró la acogida que se esperaba para un cartel de lujo, los directos del Festival Metrópoli parecen haber logrado este año la respuesta masiva del público. Se había visto la noche anterior en el concierto de Rosendo y en el de este miércoles con Calle 13 convocando a la parroquia, se desbordaron todas las expectativas. Según la organización ayer entraron en el recinto un total de 20.000 personas, la mayor parte para disfrutar de la música nocturna. Mayoría absoluta y aplastante de entregados seguidores del dúo boricua que apenas bordeaban la edad de mayoría legal y que se lo pasaron en grande con René Pérez aka Residente, su hermanastro Eduardo Cabra aka Visitante y todo su combo.

Salieron con su 'Fiesta de Locos' como con una tea ardiente para iniciar un concierto explosivo en el que la misma realidad se encargaba de ejercer como involuntaria humorista. Mientras Residente, tras saludar al respetable, lanzaba politizadas consignas contra la recién aprobada 'Ley Mordaza' en España: «Ni en los Estados Unidos existe una ley semejante» -afirmaba-, un coro unánime de admiradoras en la flor de la edad le respondía: «¡Guapo! ¡Macizo!". Los guajes y les guajes de la parroquia querían fiesta y bailaron coreando unas letras que se sabían como nuestros mayores el padrenuestro: 'No hay nadie como tú' les sirvió de pretexto para disfrutar de las buenas energías de los portorriqueños.

Un carismático René Pérez, al que no dejaban de lloverle los piropos, pronunciaba entre tema y tema nueva consignas, buenos deseos, invitaba a rebelarse contra las malas prácticas de los malos gobiernos o el recordaba a la víctimas de la represión de algunas desdichadas repúblicas latinoamericanas, como el caso de los estudiantes desaparecidos de México, y mientras tanto la gente bailaba, disfrutaba, cantaba. Rap, ská, son cubano o borinqueño, reggaetton críticamente deconstruido incitaban a las masas a bailar y a pasárselo en grande. De vez en cuando había ocasión también para la emoción íntima como en el tema 'Ojos color sol', escrito por Residente para su hijo recién nacido y que grabó con el cubano Silvio Rodríguez.

El asunto concluyó con Residente tocado de montera picona llevando al delirio a sus fans en 'Todo lo que hago lo hago por ti' y otros bises que el entusiasmo coral del guajerío le impedían reconocer al cronista. En una palabra: fenomenal.

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