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Daniel, Aarón y Pablo Zapico, Forma Antiqva.
El 'Crudo amor'  de los Zapico  ya es un disco

El 'Crudo amor' de los Zapico ya es un disco

Forma Antiqva grabó esta semana en el Auditorio de Oviedo las piezas de Agostino Steffani

ALBERTO PIQUERO

Domingo, 11 de octubre 2015, 00:21

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Los langreanos hermanos Zapico llevan más de tres lustros dedicados a la música barroca, una corriente que paulatinamente ha ido ganando adeptos y a la que, según explicaba Aarón Zapico (intérprete en el clave y director de Forma Antiqva), «no se le hace justicia», en el sentido de que todavía no es suficientemente comprendida. Pues, como acotaba Daniel Zapico (tiorba), «está en el origen del rock, el jazz y el pop». Pablo Zapico (guitarra barroca) defendía lo que incorpora de «frescura e improvisación», lo que favorece la expresión de «sentimientos, emociones, pasiones, y hace que sea una música que se mantenga vigente».

Los encontramos en el epílogo de la grabación de su octavo disco, 'Crudo amor. Pasiones y afectos en la voz de Agostino Steffani (1654-1728)', que ha tenido de marco el Auditorio de Oviedo, concentrados en el trabajo y respirando una euforia contenida. «El disco, más allá de su propio sentido, es una carta de presentación para programadores de conciertos y festivales», indica Aarón, quien también informa de que la elección de Steffani para esta producción discográfica les vino encargada por la dirección del Festival Ludwigsburger, de Alemania, hace ya algún tiempo. Han ido perfeccionando el resultado final mediante sucesivos conciertos, pues a diferencia de lo que acontece entre las estrellas del pop, que invierten el orden, en su caso optan por llegar a la grabación con los deberes hechos. «Alejandro Sanz puede estar grabando durante seis meses. Nosotros lo hacemos en tres días, sólo se hace imprescindible el registro del sonido», anota Pablo.

Carlos Mena (Vitoria, 1971), voz de alto en 'Crudo amor', defendía las virtudes de la Música Antigua y el Barroco, a modo de «recuperación del ideal griego, tan lejos de la sociedad actual, en busca de la belleza, la perfección y la verdad», apuntando que personalmente había descubierto la obra de Steffani mientras estudiaba en Basilea, «una figura que no ha tenido la trascendencia de otras; pero incluso el mismo Händel tardó en ser reconocido». Subrayaba esas opiniones la soprano María Eugenia Boix (Monzón, Huesca, 1982), para la cual también adquiere importancia, «la complicidad humana de los intérpretes para alcanzar la armonía musical».

Triunfadores por el mundo -acaban de regresar de Bogotá-, Forma Antiqva hoy trae la buena nueva de la antigua música a su tierra langreana. Actuarán en favor de Cruz Roja en el Conservatorio, a las 19 horas.

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