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Mark Doss bromea con su personaje, el maligno Mefistófenes, sobre el escenario.
«Mefistófeles te obliga a mutar por sus contrastes»

«Mefistófeles te obliga a mutar por sus contrastes»

Mark Doss Barítono Bajo

PACHÉ MERAYO

Lunes, 3 de octubre 2016, 01:04

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Es enorme, como su personaje, Mefistófeles. Tiene una voz que el mismísimo Plácido Domingo reconoció como «la más bella que había escuchado». Y no para de cantar. Lo hace en todos los idiomas. Respondiendo a todas las preguntas. Cuando no halla las palabras canta, cuando las encuentra, pero suena mejor la música, canta. Cuando le viene a la memoria un recuerdo repentino o cuando quiere acentuar la sensible diferencia entre un vocablo francés o griego. Está claro que a Mark Doss, uno de los barítonos que más veces ha representado al diablo de 'Fausto', le hace feliz la vida envuelta en armonía. Iba para cura. Estuvo en un seminario dos años. También fue baloncestista, pero la ópera le cautivó una tarde de juventud y ahora recita de golpe el programa de aquella primera representación de su vida. Lo hace antes de subir al escenario del Teatro Campoamor, donde ensaya desde hace días el 'Fausto' que dirige Curro Carreres con la Oviedo Filarmonía en el foso. La ópera de Gounod que se estrena el día 9 de octubre, como segundo título de la temporada de Oviedo, y que le devuelve a uno de los personajes más queridos de su repertorio.

Muchos Mefistófeles a sus espaldas. ¿Éste de Oviedo qué número hace?

Ya son 41. El primero fue una versión en inglés. Lo canté en la Universidad de Indiana. Hasta 1995 no le sentí en francés. Fue en una producción en Boston. Después han venido muchas más y muchas de ellas muy importantes.

Dicen que cada Fausto es diferente. ¿También lo es cada Mifistófeles?

Sí. Todos son diferentes. En francés acaricia, es suave (y lo canta). En italiano es brusco (y lo canta). El idioma le da muchos contrastes.

Ya tiene varios el propio personaje.

Sí, los tiene. Se debate entre el bien y el mal, porque Mefistófeles primero es un ángel (y canta) y luego se hace maligno. Esa transformación también tiene que darse en la voz. Siempre hay contrastes, siempre. De hecho, Mefistófeles te obliga a mutar en el escenario por su cantidad de contrastes. Y todos son importantes sobre todo para proyectar un personaje. Tú no puedes recrear un personaje bueno si no conoces primero su lado más oscuro.

¿Cada vez que se enfrenta a ese rol lo hace con una mirada nueva o ya sabe tanto de él que no le hace falta?

Hace ya varios años que no lo canto. La última vez fue en Santa Fe. Llevo un tiempo dedicándome a dar masterclass y preparándome para el papel. La voz, los idiomas. Ahora me siento otra vez preparado.

Para muchos el verdadero protagonista de 'Fausto' es su personaje. Otros creen que Margarita. ¿Y usted?

Yo creo que yo soy el absoluto protagonista. Margarita es muy importante porque su rol sirve para unir todas las piezas. Pero no hay duda de que el protagonista es Mefistófeles.

¿Se siente cómodo en esta producción de voluntad contemporánea en la que su Mefistófeles se convierte en diseñador de moda?

Sí. Me pongo una peluca blanca (se ríe abiertamente y canta). Creo que debemos lograr que lo moderno se vuelva natural y eso lo hacemos con las palabras. Si las palabras funcionan, funciona todo.

Usted representa el mal en esta ficción operística, pero en la realidad ¿quién o que lo representa?

Creo que el mal está en el poder. En la pérdida de la familia. Yo que he estudiado Sociología le digo que la familia se está destruyendo.

Muchos creen que el mal está por ejemplo en las calles de Charlotte, donde han vuelto a matar a un hombre negro.

Eso es terrible. Yo tengo un cuñado policía y no entiendo por qué hacen eso. Creo que la solución está en el diálogo. Las instituciones deberían promover esa comunicación.

¿Es cierto que Plácido Domingo le dijo que su voz era la más bella que había oído?

Es cierto. Pero lo mejor fue que yo acababa de escucharle y me había quedado mudo. Me pareció mentira que los papeles cambiaran de ese modo y fuera él el que me dijera eso.

¿Recuerda aquellos primeros ocho dólares ganados por una figuración en 'Aida', en Cleveland?

Claro que los recuerdos. Con ellos en la mano solo podía pensar en la belleza del escenario. Miraba y escuchaba aquellas voces y me cautivaron (y se pone a recitar cada uno de los nombres y apellidos de aquel programa de mano, que no ha podido olvidar).

¿Fue esa función la que le hizo salir del seminario?

No. De hecho ingresé después, pero pronto supe que el diablo me atraía. No pertenecía a aquello y dije no.

De todos modos algo ha quedado de entonces. Ha sido premiado por su labor filantrópica, como ejemplo para la juventud.

Sí. Es cierto. Me gusta ayudar, igual que me gusta que me ayuden.

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