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El elenco de la zarzuela 'Doña Francisquita', sobre las tablas del Teatro Campoamor.
Color local en el viejo Madrid

Color local en el viejo Madrid

José Bros fue el gran protagonista en el Teatro Campoamor de una gran versión de la zarzuela de Vives 'Doña Francisquita'

RAMÓN AVELLO

Viernes, 31 de marzo 2017, 00:12

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Para Amadeo Vives, la gran zarzuela estructurada en tres actos, era la ópera cómica española. Y Vives se desvivió por reivindicar la ópera cómica con obras como 'Doña Francisquita', la zarzuela que ayer se representó en el Campoamor, dentro del XXIV Festival de Teatro Lírico Español de Oviedo. 'Doña Francisquita', inspirada en 'La discreta enamorada', de Lope de Vega, es un enredo amoroso, basado en celos, equívocos y ambientado en un Madrid de finales del XIX que, entre rondallas y pasacalles estaba descubriendo las primeras manifestaciones del flamenco. Y es precisamente en ese Madrid castizo, verbenero y aflamencado en el que se inspira la concepción escénica de Francisco López, bien respaldada por los figurines y la escenografía de Jesús Ruiz. La escena hace hincapié en los movimientos de masas llevados siempre con naturalidad y para subrayar el aspecto luminoso y vital se tomaron algunas licencias como situar el fandango al final de la obra o hacer una coreografía como si fuese el sueño de un borracho en la popular ronda de los enamorados.

Hay en Vives un interés sinfónico que se materializa en una elaboración orquestal densa, variada y colorista. Oviedo Filarmonía, dirigida por José María Moreno, realiza una versión muy cuidada, cómoda para los cantantes, colorista y con especiales sutilezas en los ritmos internos propios de la música española. La Capilla Polifónica Ciudad de Oviedo estuvo bien, compacto y especialmente aplaudido en el 'Canción de juventud' y la 'Ronda de los enamorados'.

Entre los intérpretes, destacamos en primer lugar al tenor José Bros en el papel de Fernando. Vocalmente hacía una recreación excepcional. Momentos culminantes fue la romanza 'Por el humo se sabe dónde está el fuego', con dos minutos de aplausos, faltó poco para que tuviese que bisarlo. Sonia de Munk es una sugerente y delicada 'Doña Francisquita'. Pese a algún pequeño descontrol en los agudos, estuvo correcta y fue muy aplaudida. La mezzo Cristina Faus dibuja una temperamental Aurora la Beltrana, la tonadillera cortejada por Fernando, pero vocalmente estaba un poco forzada y baja de volumen. El tenor José Manuel Zapata, como Cardona, excelente en su vis cómica, quizás por su pérdida de peso ha visto mermada su voz. El timbre, el volumen y las tesituras no son las mismas que el del tenor granadino que escuchamos en Oviedo otras veces. En general, una 'Doña Francisquita' luminosa, con una concepción castiza, muy del agrado del púbico. Al inicio del espectáculo, se tuvo un recuerdo para el figurante accidentado en los ensayos, que sigue adelante con su recuperación.

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