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Pastora Soler, anoche en el Jovellanos.

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Pastora Soler, anoche en el Jovellanos. ARNALDO GARCÍA

La dulce emoción del reencuentro

Tras su retirada en 2014, Pastora Soler ha vuelto con 'La calma', que ayer presentó en el Jovellanos recibida con aclamación

ALBERTO PIQUERO

GIJÓN.

Sábado, 5 de mayo 2018, 00:12

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A los cinco años ya zascandileaba por la sevillana Feria de Abril, pues el arte lo traía inyectado en vena. Y ha contado que solo en esos trances perdía la timidez en el cante y el canto que despertaron pronto el interés a su alrededor, pues aún niña grabó 'Gracias, madre', y en la adolescencia, 'Nuestras coplas'. Es María del Pilar Sánchez Luque (Coria del Río, Sevilla, 1978), a quien el lector conocerá mejor por su nombre artístico, Pastora Soler, que ayer llenó el Teatro Jovellanos ofreciendo su última producción discográfica, 'La calma'. Arrancó 'Desnudando el alma', siguió con 'Vuelves a la vida' («lo que no te mata hoy, / te hará más fuerte; / lo que no puede contigo, / va y te abre el corazón / y deja entrar el sol»), precisamente de ese último álbum, siguió con 'Te despertaré' y entonces le confesó al público: «A Gijón nunca había tenido la oportunidad de venir y está siendo un gran regalo».

En su trayectoria profesional transitó de las raíces andaluzas -sin perderlas- y al pop añadiendo la digna representación que hizo de España en el Festival de Eurovisión celebrado en Bakú (Azerbaiyán), en 2012, con 'Quédate conmigo', que alcanzó el décimo puesto, y que anoche en Gijón dejó para los bises, haciéndola sonar antes de 'Invencible' y después de 'Que no daría yo' y 'Estrella'.

Poco después de aquel festival de Eurovisión, en 2014, pese a la extensa y exitosa travesía, en un exceso de sensibilidad que acabó por producirle verdadero daño emocional, sufrió el vértigo del escenario y decidió retirarse. Ninguno de aquellos temores se intuyó siquiera anoche sobre las tablas del Jovellanos. Solo se advirtió en su directo lo ya sabido: ha vuelto a lo grande, comenzando la gira de 'La calma' el pasado mes de noviembre en el Teatro Real, que registró el aforo completo y la aclamación del público, al igual que ocurrió anoche en Gijón. La dulce emoción del reencuentro se vivió con momentos especialmente vibrantes, como cuando dejó un rincón en su repertorio para las coplas y con 'Me embrujaste' pareció revivir Rocío Jurado. Todo el teatro la vitoreó puesto en pie.

«Nunca había tenido la oportunidad de venir a Gijón y está siendo un regalo», confesó

En este nuevo repertorio -sonaron 'Vive', 'Ni una más', 'La mala costumbre', 'La tormenta', 'Será mejor volver', 'Si tú me abrazas'...- se reconoce su hermosa tesitura vocal de siempre, puede que enriquecida por las últimas emociones vividas; y aunque las canciones vuelen por las cordilleras del amor, con sus valles y cumbres, decepciones y éxtasis, tampoco parecen ajenas las letras escritas para la ocasión a esa experiencia personal que la hizo descender de la tarima y, para disfrute de todos, volver a recuperar la excelencia de su tono y timbre, ascender otra vez la escalera hasta las tablas y deslumbrar con esas cadencias suyas que comienzan siendo acuarela melódica y que pueden trepidar al compás de estribillos que se elevan hacia las nubes, relámpago y trueno armónicos.

Queriéndose a sí misma, con y como en 'Invencible', («que no me quieras tú no quiere decir/ que no me quiera yo, que no crea en mí») dijo adiós al público, que la quiso y mucho. Y la aplaudió fervorosamente.

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