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Antonio Banderas habla sobre sus sentimientos encontrados.
Antonio Banderas, Goya de Honor agridulce

Antonio Banderas, Goya de Honor agridulce

El actor, director y productor continúa su apuesta por sacar adelante proyectos en su tierra, pese a las críticas por recientes pinchazos en taquilla

Rosario González

Miércoles, 28 de enero 2015, 20:39

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Reza el dicho que nadie es profeta en su tierra, pero en el caso de Antonio Banderas cabía esperar que fuera la excepción que confirma la regla. Partía con la ventaja del cariño del público y el respeto de la prensa, un tándem complicado de lograr, y el combustible necesario para no desfallecer en una apuesta por el cine español que, por justicia poética, debería resultar ganadora. Sin embargo, su faceta como productor le está costando más de un disgusto.

Tras afianzar su carrera en Hollywood, en 2003 decidió doblar su apuesta por el cine patrio asociándose con Green Moon, una productora nacida con vocación de apostar por proyectos independientes y de calidad. En 2006 regresaba a Málaga para producir y dirigir 'El camino de los ingleses'. Sin embargo, el segundo proyecto de Banderas en la dirección -el primero fue 'Locos en Alabama' (1999)- no terminó de cuajar en taquilla y recaudó apenas dos millones de euros. En 2008 decidió ampliar posibilidades y la productora firmó un acuerdo con el estudio Kandor Graphics para impulsar desde España el cine de animación. Su primer proyecto fue 'El lince perdido', ganador del Goya a la mejor película de animación en 2009 y con el segundo, el corto 'La dama y la muerte', lograron una nominación al Oscar. Animados por el respaldo, en 2013 se embarcaron en un proyecto mucho más ambicioso, 'Justin y la espada del valor', una cinta con vocación internacional y un holgado presupuesto de 22 millones de euros que, sin embargo, pinchó en taquilla.

El actor definió la experiencia como un "duro mazazo" personal y económico tanto para él como para todo el equipo que se implicó en el proyecto, algunos de ellos arriesgando incluso la hipoteca de su casa. Aún le escuecen los titulares de aquel año y sigue sin entender la saña con la que se repetían las palabras "fracaso" o "Banderas, arruinado". A pesar del respeto del que goza por parte de la prensa, no es la primera vez que se encuentra con titulares del estilo. De hecho, los medios se han hecho eco de sus diversas aventuras empresariales -algunas de ellas fallidas- en las que se embarcó de forma paralela al sector del cine; como la cadena de restaurantes La Posada de Antonio, su empresa de barcos de recreo o la bodega de vinos Ribera del Duero. A lo que ahora se suma el seguimiento sobre su divorcio con Melanie Griffith y su relación con la relaciones públicas Nicole Kimpel.

El malagueño no se suele quejar, pero recientemente admitía estar confuso por la falta de apoyo recibida en su faceta como productor. "He pagado mis impuestos y me puedo gastar mi dinero jugando al golf, y sin embargo, vienes a tu tierra y lo que haces es apostar y mantener en plena crisis a 150 chavales trabajando en Granada, las cosas no salen bien y encima te pegan con un martillo", se lamentaba recientemente junto al presidente de la Academia de Cine, Enrique González Macho, durante el anuncio a los medios del Premio Goya de Honor con el que el sector quiere premiar su carrera cinematográfica. "Tampoco quiero que me regalen un ramo de flores ni que me aplaudan, pero es verdad que me da cierta esperanza de que hay gente que tiene ojos y oídos. Te da un estímulo para seguir con determinadas líneas y te hace pensar que no estás solo", explicaba Banderas.

Ni siquiera se ha librado de las trabas con su último proyecto como productor, 'Autómata'. La cinta, un thriller futurista pergeñado como un ejercicio formal de ciencia ficción de tintes clásicos, abre la puerta a un género que apenas ha tenido recorrido en nuestro cine y lo hace con un presupuesto de apenas cinco millones, una cifra escandalosamente baja para las que se suelen manejar en este género. Dirigida por Gabe Ibáñez y con capital 80% búlgaro y 20% español, tiene como protagonista al propio Banderas, que se enfrenta a un futuro postapocalíptico marcado por la decadencia de la raza humana en el que los robots comienzan a tener conciencia de sí mismos. El resultado, visualmente inmejorable teniendo en cuenta el exiguo presupuesto, no se salvó de la crítica en el festival de San Sebastián, aunque la parte técnica sí que ha sido justamente reconocida con cinco nominaciones a los Premios Goya. Tampoco su estreno en las salas españolas se ha librado de los problemas, después de que los coproductores se la jugaran a Banderas y decidieran retrasar su estreno hasta después de su salida en Blu-Ray en Estados Unidos.

El primer Goya de Banderas

Lo único claro es que el malagueño no se arredra ante las vicisitudes y tiene en marcha varios proyectos, como el nuevo trabajo de Terrence Malick o la película '33 días', una película dirigida por Carlos Saura en la que interpreta a Picasso durante la época en la que pintó el Guernica y que también está resultado un encaje de bolillos, ya que la productora que tiene los derechos del guion se encuentra actualmente en concurso de acreedores.

Mientras tanto, Banderas está decidido a celebrar la fiesta del cine español en la gala de los Premios Goya que se celebra el sábado 7 de febrero. Allí recogerá el Goya de Honor de manos de su amigo y compañero de profesión Pedro Almodóvar, en un año en el que el sector tiene mucho que celebrar después de cerrar 2014 con unas cifras de recaudación nada desdeñables y la mejor cuota de pantalla de los últimos 37 años. Sus compañeros premian de esta manera a uno de los mejores embajadores que tiene el cine español y el propio país fuera de nuestras fronteras, otorgando a Antonio Banderas el primer Goya de su carrera, ya que ha estado nominado en cuatro ocasiones -'La piel que habito', 'Two Much', 'Átame' y 'Matador'- pero no ganó ninguno. Un detalle al que siempre ha restado importancia este actor, director, productor, cantante, empresario y compositor cuya única regla es mirar siempre hacia adelante. "Seguiré apostando por proyectos que yo dirija o que yo produzca o que nazcan en mi país, ¿Qué por qué este empeño? porque soy un insensato que sigue creyendo en este arte herido de muerte llamado cine".

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