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Kristian Sbaragli se impone enm la línea de meta de Castellón.
África aprovecha la última  gota de calor

África aprovecha la última gota de calor

Antes del descanso de hoy y de la tremenda etapa andorra de mañana, Sbaragli premia al equipo más solidario

J. GÓMEZ PEÑA

Martes, 1 de septiembre 2015, 00:24

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A veces, la clave es no pensar. «¿Piensa que puede ganar esta Vuelta?», le preguntan al líder, a Tom Dumoulin. «Pues no, no le pensaba...». Ahí sonríe. Tras un silencio añade que «tampoco pensaba ganar en la Cumbre del sol a los escaladores». Vuelve a frenarse. A estirar aún más su larga sonrisa. Y concluye: «Así que mejor no pensar». Tras la jornada de descanso de hoy, le espera mañana Andorra, la etapa más dura, la de los seis puertos, la que pasará del calor a la lluvia. «La más difícil que habré disputado nunca», se avisa a sí mismo. Si la pasa, será tan favorito como Froome. Lo sabe. Pero, como él dice: «Mejor no pensarlo». Hasta ahora ese truco le ha ido bien. También al italiano Kristian Sbaragli le funcionó ayer. En Valencia, en la salida, ni se atrevía a pensar que podía ganar el esprint de Castellón. «No. Qué va. Ni lo soñaba. Y menos ante gente como Degenkolb, que ha ganado la Milán-San Remo», confesó.

En la salida de Valencia el calor era húmedo. La playa de la Malvarrosa, a reventar. Pero ya asomaban las nubes del cambio. A la Vuelta se le acaba este calor que le persigue desde Marbella. Valverde, herido el domingo en el hombro zurdo, prefería no pensar en los 146 kilómetros que le esperaban. «Duele. He tenido que dormir de lado. En la bici voy bien, pero me cuesta levantar el brazo». Al fondo del puerto, sin nadie, el MTN-Qhubeka se preparaba para otro día de bochorno. Es el equipo de África. «Corremos para algo más, para repartir bicicletas entre los niños de África, para que lleguen con ellas a la escuela», repetía Sbaragli, que es italiano, de Toscana, pero que se siente africano. «Adoro ese continente». Les dedicó el triunfo. Enviado desde Castellón a África.

El MTN-Qhubeka debutó en julio en el Tour. Los cines de Eritrea emitieron en directo las imágenes de la presentación del equipo en Utrech. Por una vez, Eritrea no era noticia por las pateras que llegan a Italia y Grecia. Es un país colonial, de pasado italiano. Allí saben quiénes fueron Coppi y Bartali. De allí son varios de los corredores del Qhubeka. Con tantos problemas, África no tiene tiempo para el ciclismo. Hasta que en 2006 el presidente de Gabon decidió crear una carrera en memoria de su hija difunta: la Amissa Bongo. Ahí, los africanos se midieron con ciclistas franceses de primer nivel. Hubo más brotes. En Ruanda, un exgregario de Bernard Hinault, el estadounidense Eric Boyer, empezó a abonar la cantera.

Fuga masiva

Hubo fuga masiva, playa, mil rotondas entre polígonos y una subida, ya cerca de la meta, al Desierto de Las Palmas, un oasis verde que respira de espaldas al ladrillo de Benicásim. El Movistar y el Giant de Degenkolb fijaron el ritmo. Se lo saltaron De Marchi, Sicard y Elissonde. De pacificar a los de la fuga se encargó el líder, Dumoulin, vestido ayer de gregario de Degenkolb. Apartó con un gesto a todos de la cabeza del grupo y se puso a tirar. «Mis compañeros han trabajado para mí toda la semana. Quería devolverles el favor», dijo. Lo hizo. Acabó con los escapados. El líder tiene fuerza de sobra. No se reserva para los Pirineos. No piensa en ellos. Es mejor así. Ya llegarán mañana. Ayer se dedicó a llevar a Degenkolb hasta el sprint. A Degenkolb le llaman el 'Johnny Depp' del pelotón. Se lo rifan las chicas. Es guapo y veloz, ganador este año de la Milán-San Remo y en Flances. Cómo iba a pensar Sbaragli, un desconocido del MTN-Qhubeka, en batirle.

Boeckmans mejora

A diez minutos largos entró Amets Txurruka, doblado. Tiene la cadera y una rodilla machacadas. Hoy, día de descanso en Andorra, le mirarán los médicos. Apenas puede levantarse de la bici. Pedalea articulado. El parón le vendrá bien. Como al hombro de Valverde. Como a todos. Mejor ni mirar lo que viene, la tremenda etapa de mañana, la que ha diseñado 'Purito' con todos los puertos de Andorra. «Pasaremos de 35 grados a 15», suponía Dumoulin, líder hoy. No piensa en mañana, el día en que se juega la Vuelta.

De los asturianos, Dani Navarro (Cofidis) lo intentó ayer en las primeras rapas de la Subida a Oronet, pero sin mayor éxito.

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