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Ismael, en una imagen de la actualidad, en Pamplona.
Gol centenario para la abuela Luisa Irurzun
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Gol centenario para la abuela Luisa Irurzun

Ismael, exdelantero del Sporting, reside con su familia numerosa en Pamplona, donde trabaja en una tienda de material deportivo

víctor m. robledo

Martes, 13 de diciembre 2016, 04:15

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En el vestuario local de El Molinón se respiraba más tensión de la habitual la tarde del 9 de enero de 2005. El Sporting celebraba el primer partido de su cien aniversario, con estreno de la nueva equipación incluido, y todos los jugadores eran conscientes de que quien tuviera la suerte de anotar el primer gol escribiría su nombre con letras doradas dentro de la historia del club.

El equipo entonces entrenado por Marcelino dominó bien aquel partido desde el principio, pero no fue capaz de ver puerta hasta el minuto 39, cuando la pelota cayó en las botas de Ismael a pocos metros del área de la portería sur. «Lo recuerdo perfectamente», señala el delantero navarro desde Pamplona, donde se instaló con su familia tras abandonar el fútbol en 2009: «Fue un gol muy bonito. Arthuro me asistió y yo superé de vaselina a Valerio, el portero del Almería. En ese momento ya sabía que iba a quedar para las preguntas del trivial».

No lo tuvo fácil Ismael Marchal Razquín (Pamplona, 1975) durante los tres años que pasó en el Sporting, entre 2002 y 2005. Formado brevemente en la cantera del Real Madrid, a donde llegó desde su ciudad natal pasado su último año de juvenil para realizar una prueba «por un chivatazo de un antiguo entrenador y un representante», el delantero navarro se destapó para el fútbol profesional en las filas Racing de Ferrol, en la temporada 2001-2002.

Lejos quedaba ya su debut en Primera con el Real Madrid de Fabio Capello en 1997, igual que sus etapas en Segunda como jugador del Málaga y de Osasuna. Fueron sus 17 goles en el equipo gallego los que despertaron el interés del Sporting por contratarlo. El club pagó por él un traspaso de 180.000 euros en una época en que los problemas económicos en Mareo comenzaban a acuciar.

«En el Sporting viví de todo en poco tiempo», resume Ismael, que guarda con nitidez en su memoria las imágenes de aquella etapa de su vida: «El primer año fue muy duro porque venía para ser un jugador importante, pero las cosas me salieron mal desde el principio y perdí protagonismo con Maceda». En la segunda, la 2003-2004, la llegada de Marcelino García Toral al banquillo de El Molinón, cambió su situación: «El míster confió muchísimo en mí, y su estilo me favorecía. Hicimos un fútbol espectacular y estuvimos a punto de ascender. La pena fue que nosotros nos desinflamos y el Getafe, nuestro rival, hizo un final casi perfecto».

La frustración por aquel éxito no se le olvidado aún al exjugador rojiblanco. «Habría sido la culminación a un proyecto de cantera, con recursos de Mareo», lamenta. La tercera fue, tal vez, la más dura. El Sporting celebraba su Centenario y desde el entorno aumentó la presión por lograr el ascenso a Primera, pero los problemas de liquidez en el club acabaron copando más titulares que los éxitos deportivos.

La incertidumbre del Sporting

«Al acabar mi contrato decidí irme. El Sporting no se sabía ni si saldría a competir. Necesitaba dejar atrás todo lo vivido en los últimos meses» reconoce el navarro, que cerró su etapa en Gijón con 21 goles en 98 partidos disputados con la camiseta rojiblanca y, sobre todo, con el cariño de todos los compañeros con los que compartió vestuario.

Luis César Sampedro, el entrenador que supo sacarle su mejor rendimiento en el Racing de Ferrol, convenció a Ismael para que se fuera con él al Nástic de Tarragona en 2005. Allí se encontró el exjugador rojiblanco en su primer año con un ascenso con el que nadie contaba, más tarde con 25 partidos en la máxima categoría, y por último con una noticia en 2007 que cambió su vida y la de su mujer: iban a ser padres de trillizos.

La logística de la nueva situación obligó al delantero navarro a dar un paso atrás para estar más cerca de su familia ante la llegada de los nuevos retoños, que se unían al hijo que ya tenían. Ismael fichó ese mismo verano por la Ponferradina, entonces en Segunda B, aprovechando que había quedado encuadrada en el grupo navarro de la categoría, lo que le permitía coger cada quince días un tren hasta Pamplona para estar con su esposa. En 2009 colgó las botas en la Mutilvera, un equipo navarro de Tercera, a los 34 años de edad.

Amigos en Gijón

Hace ya varios años que Ismael y su familia no viajan a Gijón para visitar a los muchos amigos que dejaron en la ciudad. La última vez que el exrojiblanco pasó por Mareo fue en 2011, coincidiendo con el homenaje que el club dedicó a Rafel Sastre por su adiós. Instalado definitivamente en Pamplona, Ismael trabaja en la actualidad en una de las tiendas de Decathlon: «Una vez que los trillizos empezaron al colegio, quise ocupar mi tiempo en algo relacionado con el deporte, y encontré mi hueco en el comercio». Al mundo del fútbol sigue vinculado como comentarista de los partidos de Osasuna en Radio Marca. A veces aún hay quien le pregunta por qué llamándose Ismael Marchal se le conoce deportivamente como Ismael Irurzun.

Uno de los últimos días de la pretemporada de 2001, cuando militaba en el Racing de Ferrol, los padres de Ismael llamaron a su hijo para comunicarle que su abuela Luisa había fallecido. Ismael se había criado con ella, y quiso desplazarse hasta Pamplona para acudir al entierro, pero en casa consiguieron convencerlo de que no lo hiciera por miedo a que le pasara algo en la carretera. No mucho después de aquella fecha cada jugador del equipo gallego tenía que decidir qué nombre lucir en la camiseta, e Ismael decidió colocar sobre su dorsal el apellido de su abuela. Durante el resto de su carrera hizo lo mismo. En el gol del Centenario del Sporting hay un poco de la abuela Luisa Irurzun.

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