Borrar
Orenga se desespera con sus hombres durante el partido ante Francia.
Regeneración obligada

Regeneración obligada

La dolorosa derrota ante Francia en la Copa del Mundo abre un periodo incierto y de inestabilidad en la selección

LUISMI CÁMARA

Viernes, 12 de septiembre 2014, 01:12

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Toca hacer balance y reflexionar sobre una Copa del Mundo a la que aún le queda lo más importante, pero en la que ya no está España, la gran favorita junto a Estados Unidos para ser protagonista de la traca final. Pero el brusco despertar del miércoles, tras el batacazo de la derrota en los cuartos de final ante Francia, ha abierto un periodo de inestabilidad y ha adelantado el tiempo para sentarse a analizar el pasado y comenzar a trabajar en el futuro.

El fracaso (porque se puede maquillar detrás de palabras más suaves como decepción, revés o tropiezo inesperado, pero el descalabro ha sido brutal) ha obligado a replantearse todo de manera prematura y con una presión añadida. La presencia en la final abría un momento de meditar de forma sosegada la renovación de un grupo en el que el núcleo duro -Juan Carlos Navarro, Pau Gasol, José Manuel Calderón y Alfonso Reyes- supera ampliamente la treintena. La precipitada eliminación obliga a una regeneración más abrupta y radical para evitar males mayores.

«¡Orenga dimisión!»

Fue el grito que el Palacio de los Deportes de Madrid coreó en el último minuto del partido ante los galos, cuando la victoria era inalcanzable. La afición convirtió al seleccionador en el centro de su ira. No sólo Juan Antonio Orenga es el culpable, pero se repiten las mismas acusaciones que recibió en el pasado Eurobasket de Eslovenia, pese al bronce alcanzado sin la presencia de algunos de los hombres más importantes para el equipo nacional.

En este Mundial, España había disputado seis encuentros en los que apenas había sufrido y en los que se contaban con los dedos de una mano los minutos que había ido por detrás en el marcador. Pero, frente a un rival que había preparado muy bien el cruce y que ejecutó de forma casi perfecta el planteamiento preparado por Vincent Collet, 'La Roja' careció de orden, de recursos y, aparentemente, de estrategia.

Orenga avisó de la necesidad de estar preparados ante futuros problemas, pero, cuando llegaron, pareció como si le pillaran por sorpresa y sin alternativas válidas a los procedimientos habituales. Además, en este torneo se ha discutido la mala gestión de los minutos. Se ha puesto en duda la necesidad de que hombres importantes estuvieran en pista cuando los partidos estaban ya resueltos y que no se repartieran más entre los inquilinos de un banquillo con elementos de mucha calidad.

Orenga no quiso hablar de su posible marcha tras la decepción. Explicó que él era «el más jodido de todos» y que era un hombre de la Federación (FEB), pero apostó por seguir «luchando y peleando». Ningún jugador (todos abandonaron el hotel de concentración en la mañana de ayer), ni el seleccionador, ni ningún directivo dio la cara el día después. Sí lo hará hoy José Luis Sáez. Se espera que el presidente de la FEB haga balance del torneo y que aclare el futuro del equipo nacional y de su entrenador.

El fin de una era

Francia parece haber cerrado de la forma más triste la presencia de la 'generación de oro' de España. Una década prodigiosa en la que 'La Roja' se comparó con EE UU sin salir trasquilada. Este tropiezo sacará a la luz las historias negras de la autogestión de los jugadores en los torneos, de las complicadas relaciones con un Scariolo que intentaba imponer unas normas que el grupo no aceptaba, los enfados de Aíto García Reneses. Pero es difícil que coincida en el tiempo tanta calidad como la que atesoran estos baloncestistas y que el compromiso alcance el nivel adquirido por ellos. Dos puntos claves han ayudado a este empeño en acudir cada verano a la llamada de la selección: la amistad que une a gran parte de la camada y la posibilidad real de poder engordar sus currículos con medallas en los grandes torneos internacionales.

Nuevos líderes

Ricky Rubio, Rudy Fernández y Marc Gasol. Un base, un alero y un pívot. Los tres forman el pilar en el que apoyar la España del futuro. El madridista y el poste de los Grizzlies ya cuentan con 29 años, pero deben ser los líderes los próximos años. Rudy no ha faltado a ninguna cita con la selección desde que vistió por primera vez la elástica nacional y debe tomar el sitio de Juan Carlos Navarro, mientras que el de Memphis tendrá poder absoluto bajo los aros.

Oportunidad perdida

La Copa del Mundo podía haber significado un gran empujón para el baloncesto si España llega a alcanzar el objetivo deseado. Las audiencias de televisión de los partidos de 'La Roja' han sido altas, pero la debacle ante el vecino ha equiparado al baloncesto con el fútbol -perdiendo ese aire de equipo intocable-, con la diferencia de que el segundo domina por aplastamiento sobre el resto de deportes a la hora de despertar el interés popular. Con una Liga ACB en la que la gran mayoría de clubes pasan por penurias, un mayor alcance mediático les podía haber dado un aliento necesario.

La presencia en los Juegos

España no será campeona del mundo, por lo que no conseguirá billete directo a los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro de 2016. El problema es que las plazas para poder participar en esa gran cita dentro de dos años no están precisamente baratas. Sólo los finalistas del próximo Eurobasket (y el bronce si entre ellos se encuentra el oro mundialista) se clasificarán. Los que ocupen las cuatro siguientes plazas en el torneo continental podrán disputar un preolímpico de 12 equipos que dará el pase a tres de ellos para Brasil.

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios