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Un bronce como consuelo

Polonia, a la que venció hace quince días en Oviedo, se muestra como un rival duro para 'Los Hispanos' aunque es un equipo muy irregular

MIGUEL ÁNGEL PINDADO

Domingo, 1 de febrero 2015, 01:13

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Toca luchar por una de las medallas más difíciles, sobre todo cuando se ha visto cercenada la opción del deseado y esperado oro. España tuvo en sus manos la posibilidad de apuntarse a la final, pero fueron otras manos, las del portero francés Omeyer, las que lo impidieron. E incluso algunos jugadores de la selección, como Chema Rodríguez, fueron más directos y acusaron a los colegiados eslovenos de permisividad con la antirreglamentaria defensa gala, que bloqueó por completo a Julen Aguinagalde sin que fueran objeto de las pertinentes exclusiones.

Pero como lo ya pitado no tiene especial arreglo, y eso que ahora se ha implantado el vídeo en el balonmano, lo único que le queda a la selección española es centrarse en el partido de hoy por el bronce (14.30 horas).

En eso, el propio Aguinagalde hizo especial hincapié en la rueda de prensa tras la derrota ante los galos. Porque es complicado recomponer a un equipo que ha visto escapar su objetivo, quedarse con la miel en los labios. Jugar la final de un Mundial es muy complicado y los de Manolo Cadenas han jugado y luchado por ello. Se veían incluso favoritos. Y la realidad les ha dado un bofetón. Recuperarse es difícil. Por ello, en la lucha por el bronce, suele llevarse la medalla el equipo más fuerte mentalmente, el que sea capaz de dejar a un lado el amargo sabor de la derrota e incluso el fracaso para volver a levantarse y luchar.

En este sentido, España debería tener cierta ventaja. Polonia se ha destacado por ser una selección irregular, con altibajos. Solamente bajo la dirección de Bogdan Wenta el equipo polaco ofreció un rendimiento que le acercase a las medallas. Así, fue plata en el Mundial 2007 de Alemania, ese destinado a la mayor gloria de la selección germana y donde los árbitros eliminaron a España en cuartos de final ante los teutones.

Los polacos, a los que ganaron los de Cadenas en Oviedo en el Torneo Internacional de España hace 15 días, también pagaron en su única final de un Mundial el hecho de enfrentarse a los anfitriones. Y es esto lo que puede motivar aún más a los polacos, que se sintieron robados en su semifinal ante Catar, al que se permitió en defensa lo que era sancionable en el área polaca. La imagen de la selección polaca aplaudiendo irónicamente a los colegiados serbios -siempre serbios-, lo dice todo.

Polonia también fue bronce en el Mundial de 2009 y cuarta en el Europeo de 2010, dos competiciones en las que España buscaba su nueva identidad con Valero Rivera después de la gloria que conquistó con Pastor. A partir de entonces, Polonia nadó en la mediocridad, pese al enorme potencial de sus jugadores. El nuevo seleccionador, el alemán Michael Biegler, un tipo explosivo y aparentemente siempre cabreado, ha aprovechado el crecimiento de la liga polaca para conformar una selección fuerte físicamente, pero también con hombres de calidad, que pueden dar el susto a España.

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