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IVÁN ÁLVAREZ
Sábado, 2 de julio 2016, 00:48
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A Raúl Entrerríos se le apilan los reconocimientos en las últimas fechas. Distinguido por la Federación de Balonmano del Principado de Asturias (FBMPA), el próximo martes recibirá el galardón que le cataloga como el mejor deportista asturiano en 2015 tras ser designado embajador de Gijón Ciudad Europea del Deporte, fruto de una trayectoria preñada de éxitos y el fuerte arraigo a su ciudad natal.
«Siempre que las distinciones vienen de casa te hacen sentirte muchísimo más contento. Llevo muchos años fuera de aquí, pero tengo muy claro de dónde he salido. Soy de Gijón, me he criado aquí y siempre que pueda ayudar a la ciudad y promocionarla por toda España y todo el mundo estaré encantadísimo», indicó el capitán de la selección española de balonmano, tras convertirse oficialmente en el duodécimo embajador de Gijón Ciudad Europea del Deporte entre los vítores de la treintena de niños que forman su primer campus en el Pabellón de La Tejerona. Hasta allí acudió el concejal de Deportes gijonés, Jesús Martínez, que le entregó un diploma y una camiseta tras catalogarle como un «símbolo» del deporte asturiano y un «gran ejemplo» a seguir.
El edil ensalzó la trayectoria del central gijonés, repleta de títulos a nivel nacional e internacional, pero con uno que recuerda por su especial carga simbólica. «He tenido la suerte de poder jugar en casa una final de la Copa del Rey. Fue muy emotivo competir en el Palacio, donde comencé a jugar en categoría sénior. Es un título que nunca olvidaré y voy a valorar por encima de otros», confiesa el mejor jugador del último Europeo, que celebra desde la distancia los éxitos de los clubes de su ciudad, como el ascenso del Mavi La Calzada.
«Sé lo difícil que es lograr buenos resultados porque los medios son escasos. Todos los que estamos fuera siempre tenemos un ojo puesto en Asturias para que todo siga funcionando y sigan saliendo jugadores», expresa Entrerríos, que desea el ascenso del Juanfersa para volver a jugar en el Palacio de Deportes y se muestra «seguro de que se conseguirá». «Estoy deseando que lo logren. Es bueno para el balonmano asturiano, porque además funciona como referente para los chavales», abunda.
Ese rol de espejo para los jóvenes lo ejerció durante años su hermano Alberto, que recientemente anunció su retirada. «El tiempo pasa para todos. Decidió poner fin a su carrera y creo que lo hizo en el momento oportuno», valora Raúl, que confirma tener «cuerda para rato» y garantiza pasear con orgullo el nombre de Gijón por toda la escena europea.
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