El fútbol avilesino se reúne en recuerdo del Ensidesa

La sala de exposiciones del Centro Comercial El Atrio acogió ayer la inauguración de una exposición dedicada al cincuenta aniversario de la fundación del Club Deportivo Ensidesa, creado en 1965 y que pocos años después llegó a jugar incluso en Segunda División, siempre ligado a la empresa siderúrgica homónima y cimentado en el Llaranes.

No faltaron a la cita varias leyendas del club avilesino, tanto jugadores como directivos, así como también personas muy ligadas al fútbol de la comarca. Luis Mingote, exjugador del Ensidesa, creador y organizador del evento, apenas tenía tiempo para tomar aire. Recibió la felicitación de todos los presentes y estuvo pendiente en todo momento de la gente que entraba y salía de una sala que se llenó para la ocasión.

Fotografías de todas las épocas llenaban las paredes de una exposición que se mantendrá abierta durante un mes, y en la que todos los interesados podrán echar la vista atrás para recordar a los jugadores que pusieron el nombre de Avilés en el mapa durante tres décadas más que exitosas.

Junto a Mingote, haciéndose fotografías y recordando viejos y buenos tiempos estaban los Quico, José Aurelio, Arturo, Tino Quirós y compañía. Tampoco se perdió la inauguración Ángel Álvarez, hasta hace pocos meses presidente del Llaranes y fundador del club homónimo en 1956 hasta que en el 65 se fusionó con el Ensidesa. Ángel jugó en el conjunto de su barrio hasta juveniles y después fue directivo tanto del Llaranes como del Ensidesa.

Algunos de los presentes se conocían a primera vista, a otros les costó más al principio. «Nos vamos deteriorando», lamentaban con cierta dosis de humor. «¿Te acuerdas de aquel 'embarque' de Guruceta? ¿Y del Bernabéu?», se escuchaba en una esquina.

Fotos, y más fotos. Las que están en las paredes y las que se hacían los exjugadores, smartphone en mano. Y es que aunque algunos de ellos todavía mantienen el contacto, en otros casos la iniciativa sirvió para reunir a viejos amigos que o bien quedaron para tomar algo antes de acudir a El Atrio, o bien lo hicieron después entre chascarrillos.

La sala de exposiciones respiraba aroma de leyenda. Aroma de jugadores que, en unas circunstancias mucho peores que las actuales, con menos recursos, salarios más bajos -cuando había-, y peores campos, se dejaron la piel domingo tras domingo por los colores granates, esos que poco a poco ha ido perdiendo un Real Avilés que también estuvo representado en la inauguración por José Manuel Barla, que se sigue empapando de la historia tanto siderúrgica como realavilesina.