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El Lealtad cae ante el Racing

Los de Villaviciosa iniciaron el partido con fuerza, pero los de Ferrol desmontaron su esquema defensivo

raúl salgado

Domingo, 22 de noviembre 2015, 19:35

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Con muchos y buenos recursos arrancó la contienda el Racing, pero el Lealtad evidenció sabiduría para entretener a su antojo y sacar rédito a cualquier opción. La defensa de tres plasmada por Miguel Ángel Tena se demostró imprecisa y fruto de un fallo claro surgiría el primer gol de la tarde.

En el 6 se ponía por delante el cuadro de Villaviciosa por mediación de Camochu, que supo aprovechar el error de Román Golobart y Víctor Vázquez. El catalán destacó, en cambio, por su versatilidad en los minutos de estreno, siendo uno más en un once volcado en portería contraria y que no escatimó en ocasiones para alterar el marcador.

Si Golobart ya amagaba de cabeza a pase de Pablo Rey, brillante a balón parado y organizando el juego, no estuvo peor Diego Vela, notable a la carrera y removiendo en el tapete hasta que el balón le pertenecía. Tampoco se echaba atrás el mago Diego Peláez, ya en el 5 sacaba sus argumentos.

El tanto asturiano hizo despertar el carácter de Héber Pena, rapidez a la contra para reaccionar por un resultado adverso que afeaba el buen inicio verde. Sin más defensa que Iván González por momentos, Golobart, de menos a más en despistes, retrasaba a Ian Mackay y el Racing no era capaz de tomar ventaja pese a la temprana lesión de Omar Hernández.

Se mantendrían los riesgos cerca de la meta de Mackay, pero el Lealtad apostó entonces por lo templado en una muy fría tarde. Se detenía constantemente el encuentro por acciones visitantes, premeditadas, y con el consentimiento arbitral en varios casos. Parecía una función poco creíble.

Replicaba el equipo naval desde la velocidad de Diego Peláez, pero el que rompía la baraja era Pablo Rey, ávido por recuperar el equilibrio desde atrás. Priorizaba en exceso el trabajo en la parcela central el grupo anfitrión, con un Joselu desbordado y una lectura ligeramente incorrecta de lo que el partido requería.

En todo caso, Tena eligió la calma. Con tres jugadores calentando desde el ecuador de la primera parte, no introdujo cambios al reanudarse el partido. Los dosificó más tarde con buen criterio. Héber Pena, ausente más allá de ocasiones aisladas, pedía auxilio para su parcela sin encontrar la respuesta deseada.

Buen juego y capacidad de adaptación regaló el Lealtad, que se llevó un puñado de cartulinas. Pudieron ser más. Entre sus puntales, brilló Espina, virtuoso que toreaba. Pena se reivindicaba con disparos acertados y se sustentaba en Peláez o Borja Domínguez, autor de un gol de buen oficio al filo del descanso.

El ambiente era sustancialmente diferente. La afición aclamaba acciones puntuales, pero el dinosaurio no despertaba. Solamente el guardameta detenía los balones de Rey Cabarcos, algunos llegados desde el puesto del Iván Forte que recurre a la experiencia.

Domínguez fue uno de los que afloró entre la niebla, a diferencia de un Joselu de flojo papel. Pablo Rey quería que todo fuese de otro color demasiado pronto, ya desde el 46. La recta final no demostró afán de nuevos roles en ninguno de los dos bandos, entregados a una sesión gélida más allá del fulgor de ciertos peones.

Faltaba una última sorpresa, con el excelente gol entre el caos de Diego Maceira en el 73 para asombro de la parroquia. Desmontada la teoría inicial del esquema defensivo, el mejor Racing salió a flote. Se gustó más que nunca y Joselu halló su espacio, redondeando la ruptura con un 3-1 merecedor de aplauso.

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