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AMADOR GÓMEZ
Sábado, 15 de octubre 2016, 00:48
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La guerra entre la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) y el Consejo Superior de Deportes (CSD) se dirimirá en los tribunales. Tres días después de que la asamblea general del organismo que preside Ángel María Villar aprobase el reglamento electoral, rechazado ya por cuarta vez por el Gobierno por incumplir la Orden Ministerial de 2015, el secretario de Estado para el Deporte y presidente del Consejo, Miguel Cardenal, anunció que recurrirá al Tribunal Administrativo del Deporte (TAD) como primer paso para intentar conseguir que Villar se ajuste a la legislación. El objetivo es que se puedan convocar los comicios a la presidencia antes de que concluya el año, aunque, pese a la intentona del Gobierno, todo el mundo da por seguro que las elecciones a la presidencia de la Federación no se podrán celebrar hasta 2017. La ley establecía que se debían llevar a cabo, como muy tarde, el 30 de abril de 2016.
La RFEF acordó el martes por abrumadora mayoría recurrir a la vía contencioso-administrativa contra el CSD. Y ayer fue Miguel Cardenal quien anunció que remitirá los acuerdos adoptados en esa asamblea al TAD. Es más, el secretario de Estado abrió la posibilidad de denunciar posteriormente el retraso electoral también ante los tribunales de justicia ordinaria, «por infracciones muy graves al incumplimiento de la ley».
Villar, que preside la Federación Española desde hace 28 años, se expone a la apertura de un expediente y a una inhabilitación de entre siete y diez años para desempeñar empleo o cargo público. Sin embargo, de momento, ya ha logrado demorar las elecciones casi un año, a la espera de un nuevo Gobierno que prescinda de su enemigo al frente del Consejo Superior de Deportes.
«Si la Real Federación Española de Fútbol presenta mañana un reglamento electoral que se ajusta a la ley, yo les aseguro que en 48 horas estará aprobado», garantizó Cardenal. Para él, son «dos tonterías» (proporcionalidad de los clubes y representación estatal de futbolistas) las que debe resolver el organismo liderado por Villar, que en opinión del secretario de Estado para el Deporte «no convoca elecciones por la voluntad pertinaz de no querer cumplir la ley».
A las amenazas de Villar de denunciar ante la FIFA y la UEFA posibles injerencias gubernamentales, Cardenal se mostró tajante: «Yo no me siento en absoluto presionado por ninguna federación internacional», zanjó.
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